I am a Director es la ópera prima del director y guionista puertorriqueño Javier Colón, joven cineasta que regresó a Puerto Rico luego de cursar estudios de cine en California y llegar a la conclusión de que competir con los de aquí era más fácil que competir con la gran cantidad de cineastas de todo el mundo que buscan esa oportunidad en los Estados Unidos. En este aspecto, I am a Director es casi un trabajo autobiográfico.
Carlos Marchand es Carlos, un director y guionista puertorriqueño que tras cinco años en California decide regresar a Puerto Rico, convencido de que durante esos cinco años en Hollywood obtuvo el conocimiento necesario para conseguir el éxito en el cine. Con la ayuda de su mejor amiga y productora, Joa, personificada por la adorable Joa Tous, Carlos emprende en la búsqueda de inversionistas, actores y el resto del equipo necesario para filmar su película, confiado en que nadie podrá decir que no a lo que él considera ideas brillantes. ¿Qué produce tanta seguridad en el director? Carlos asegura que posee conocimiento que pocos cineastas puertorriqueños tienen; la habilidad de hacer una película que cumpla con todas las características de un película al estilo Hollywood.
I am a Director se presenta como un documental falso o “mockumentary”, y parodia al típico cineasta puertorriqueño que intenta copiar lo que se conoce como el cine “hollywood” o cine comercial, partiendo de la idea de que para alcanzar el éxito se debe imitar al cine norteamericano. “Algo que yo aprendí fue que las películas tienen que hacerse en inglés.” Esa es una de las muchas concepciones absurdas de Carlos sobre el cine. Para él, no existe mejor cine que el que se hace en los Estados Unidos. Todas sus ideas se conservan en su cabeza y no llegan al papel, lo que atrasa absurdamente el proceso de pre-producción. Es evidente que Carlos no tiene la más mínima idea de lo que quiere hacer.
Por otra parte, impulsada por el amor que siente hacia Carlos, Joa hace lo imposible por conseguir inversionistas que estén dispuestos a prestar el dinero necesario para hacer una película que hasta el momento solo existe en la cabeza de Carlos. Esto abre espacio para incluir en la parodia tanto a los productores, quienes usualmente se convierten en expertos del “multitasking”, como a los productores ejecutivos, quienes prefieren invertir su dinero en un proyecto con altas probabilidades de ser un éxito taquillero. Esto es exactamente lo que promete Carlos y es eso mismo lo que no tiene.
Reseñar una película puertorriqueña es tarea difícil y más cuando se trabaja con un cine que comúnmente rechazamos por no acercarse en calidad a lo que llega de otros países. Sin embargo, no creo que exista un crítico puertorriqueño que vaya a ver un proyecto boricua convencido de que verá algo mediocre, y es que todos los apasionados del cine anhelamos el fortalecimiento del cine puertorriqueño. Afortunadamente, I am a Director es un gran paso en el crecimiento del cine boricua, pues funciona casi de principio a fin. La cómica premisa va perdiendo fuerza en su desenlace, pero vuelve a recuperarla justo al final.
Uno de los pocos problemas de I am A Director es que en momentos parece que se esfuerza demasiado en proyectar a Carlos como un verdadero desconocedor del cine, casi al punto de exagerar su ignorancia, convirtiéndolo en una caricatura. No obstante, la película expone algo fresco y genuino que se ve muy poco en Puerto Rico.
Espacio para un cine diferente
I am a Director es mucho más que “la más reciente cinta puertorriqueña que llega al cine”. Este mockumentary es, o debería ser, un gran paso en el fortalecimiento del cine puertorriqueño. Es, además, la esperanza que hace falta en los jóvenes y talentosos cineastas puertorriqueños que se sienten limitados a la hora de desarrollar ideas frescas por miedo a que sus ideas se queden en el papel. I am a Director es la afirmación de que se puede hacer cine diferente al que estamos acostumbrados, y la contrapropuesta a la idea de que el cine debe ser una crítica social con un mensaje positivo.
Javier Colón evita tomar esta ruta y se apunta una importante victoria para él y para el cine puertorriqueño. Importante porque mientras que es cierto que otras películas como Broche de Oro han saboreado el éxito, I am a Director representa un tipo de cine que nunca llega a las salas locales.
Por esta razón es imprescindible que películas como ésta lleguen a nuestros cines. Directores como Javier Colón, Andrés Ramírez Molina y Federico Torres son sólo algunos nombres de cineastas que han comenzado a cambiar las reglas del juego. No quiere decir que de ahora en adelante todo el cine puertorriqueño debe emular el estilo de I am a Director, sino todo lo contrario. Estos y otros cineastas locales representan la gran diversidad de ideas que habitan en las mentes de los cineastas puertorriqueños, y es esta diversidad lo que se debe proyectar en nuestras salas de cine; no se puede escoger mejor momento que este, en que algo tan genuino como I am a Director se proyecta en el cine.