Cuando se concretizó la adaptación al cine de la novela The Rum Diary de Hunter S. Thompson me consternó cómo resultaría, como a todo lector de Thompson. ¿Masacraría Hollywood con su acostumbrada precisión de desmoronar textos a la primera novela del fundador del Gonzo?
Mi consternación se tornó en un cuasi pánico cuando se anunció que sería grabada en Puerto Rico; no porque pensara que el equipo técnico de la Isla no está suficientemente adiestrado -todo lo contrario- sino porque no estaba del todo segura de que el nacionalismo boricua bestial podría aguantar escuchar a Johnny Depp -quien interpretó el personaje principal, Paul Kemp- referirse a los puertorriqueños como animales, específicamente cerdos (swine, adjetivo predilecto de Thompson).
Para mi sorpresa, la adaptación se alejó completamente de la imagen que Thompson proyectó de Puerto Rico en su libro y tomó un giro de documental histórico, haciendo alusiones al gobierno de Luis Muñoz Marín y al resentimiento del puertorriqueño hacia la presencia de estadounidenses en sus terrenos para la década de los cincuenta.
El proceso de adaptación de un texto otro medio es una tarea que conlleva reflexión multisensorial. Requiere de un momento de lucidez que involucre la traducción de signos e imágenes que sean correlacionales, es decir, equitativas al momento de comparar los dos medios, el original y la adaptación. Pocas veces el resultado suele ser del gusto del asiduo, quien siempre extrañará algún detalle o podrá identificar fallas.
No obstante, entiendo que debemos pensar las adaptaciones como productos que se sostienen por sí mismos y por sus propios méritos. Por ejemplo, en el caso de la adaptación de la novela El perfume, de Patrick Süskind, me pareció un excelente esfuerzo de traducción. La complejidad de la narrativa de Süskind se presta para grandes dificultades al momento de adaptar las imágenes sensoriales literarias del autor a imágenes visuales cinematográficas. El perfume: historia de un asesino, la adaptación fílmica de la novela, es un texto cinematográfico que se vale eficazmente de su propia narrativa, a pesar de carecer de aspectos subrayados en la novela de Süskind.
Las críticas negativas que ha recibido la película The Rum Diary no radican en que sea una mala adaptación del texto original. El problema recae en las expectativas que se tenía de la misma, influenciadas en gran medida por la imagen mediática de Thompson y el éxito de culto que fue Fear and Loathing in Las Vegas (1998).
Cuando Thompson escribió The Rum Diary tenía 22 años y todavía no había emprendido su investigación sobre los Hell's Angels, artículo el cual lo llevó a desarrollar su estilo Gonzo. The Rum Diary responde a las dinámicas de un trabajo de un escritor novel, y vale señalar, es un trabajo no finalizado. Todavía Thompson no había vivido la década de los sesenta, donde absorbió toda la cultura hippie de San Francisco: las drogas, la liberación sexual, el feminismo, los movimientos de derechos civiles, las manifestaciones en contra de la guerra de Vietnam; en fin, experiencias e ideologías que lo forjaron como escritor. Y ni hablar de la decadencia de los setenta, donde Thompson, defraudado por la deconstrucción de lo que conocía, escribió Fear and Loathing in Las Vegas, una crónica Gonzo de la muerte de su sueño americano.
Si The Rum Diary no tiene los excesos y la decadencia de Fear and Loathing, no es culpa de la producción de la película, ni del texto; el desencanto con la trama es resultado de los imaginarios que se tienen de Thompson, imaginarios forjados en tiempos posteriores a la composición de la novela.
Parecería ser que en The Rum Diary no pasa nada pero si se agudiza la observación se puede vislumbrar que, aunque carece de grandes acciones o puntos climáticos en su narrativa, hay grandes, aunque paulatinas, transformaciones y desarrollo de los personajes. Aun así, se eliminó en la adaptación fílmica personajes esenciales del libro, así como sucesos que trastocan la estructura de los personajes. De igual modo, se añadieron escenas (como la pelea de gallos y el “viaje” de drogas) para afianzar entiendo la relación entre Kemp y Sala.
Tomemos por ejemplo el personaje de Sala, el fotoperiodista de Daily News. En el transcurso de la película, Sala expresa cómo desea irse de la Isla, lo mucho que odia el periódico, el calor, la gente. No obstante, cuando tiene la oportunidad de irse, decide quedarse. Hay algo en esa acción que dice mucho de la psicología del personaje. A diferencia de lo que muchos pueden pensar, para mí, más que Kemp, Sala es Hunter S. Thompson.
Otro detalle pertinente es la presencia que toma el personaje de Moburg, interpretado por Giovanni Ribisi. En la novela, Moburg tiene una presencia caótica, pero Ribisi logra capturar y matizar más allá del texto, y como consecuencia, entregar un personaje sumamente rico y característico.
Quizás un detalle que se les escapa a los fanáticos de la novela que odiaron la película es que el libro está narrado en primera persona, desde la voz de Kemp, mientras la película no tiene narrador, o más bien, es contada desde el omnisciente. El estilo de Thompson siempre ha sido desde la primera persona, por lo que el lector siente una afinidad y complicidad con las experiencias del autor. La adaptación fílmica de Fear and Loathing en Las Vegas sí mantuvo la narrativa de primera persona, a diferencia de The Rum Diary. Esto puede generar un sentimiento de desapego entre el espectador y Kemp, desligando su rol protagónico y dando espacio al desarrollo de personajes secundarios.
Algo debe aclararse: Kemp no es Thompson. The Rum Diary es una novela de ficción y no una autobiografía. El público no está acostumbrado a consumir productos de Thompson donde él no sea el protagonista, por lo que las comparaciones entre Kemp y Thompson serán inevitables. De igual modo, Raoul Duke (seudónimo de Thompson en Fear and Loathing en Las Vegas) no es Paul Kemp. Sus temporalidades, espacios y personalidades no son sinónimas.
Estética y técnicamente, la película está excelentemente lograda, como muchos críticos, como el de Diálogo, Luis Grande, muy bien han reseñado. Tiene una fotografía impecable, un excelente uso de los espacios y un buen diseño de arte. No es riesgosa en sus tiros de cámara porque el texto no lo requería, quizás a diferencia de Fear and Loathing en Las Vegas.
Sobre la crítica que se publicó en Diálogo, creo que en lo más estoy en desacuerdo con la reseña de mi compañero Luis es lo siguiente:
"Quizás Hunter S. Thompson debió haber modificado su libro para que Johnny Depp consiguiera la exitosa película que esperaba o debió haberle dado la labor de la adaptación y la dirección a otra persona”.
Esta premisa supone que el texto no sirve; no sirve como novela, no sirve como guión y no sirve como película. The Rum Diary no es una precuela ni una secuela. Dos horas de película no son suficientes para traducir el valor representativo de la narrativa de Thompson, no obstante, la adaptación tiene su encanto: más que un relato de excesos, es una narración del desencanto con el periodismo de pirámide invertida, el enfrentamiento a una realidad desigual y el comienzo de un proceso de empoderamiento muy particular para un estadounidense.