La última vez que vimos al hombre de acero en la pantalla grande fue bajo la dirección del director estadounidense Bryan Singer, y su esfuerzo -aunque no desastroso- dejó a los seguidores ya sedientos, decepcionados y hambrientos de una representación correspondiente a los avances del cine contemporáneo. Superman Returns cumplió, en parte, con este cometido. Sin embargo, nunca pasó a sentirse como algo más que una exploración del aspecto psicológico del personaje, enfatizando en la idea de Superman como el salvador de la humanidad. Podrá sonar como una estupenda idea, no obstante, probó no ser el acercamiento adecuado para un filme de Superman. Una de las críticas que aún recibe la versión de Singer es que no tiene acción suficiente para tratarse de una historia con cuyo héroe principal es un ser indestructible de otro planeta. Fue claro, entonces, que los seguidores anhelaban una versión repleta de acción.
Ahora, siete años más tarde, le toca al estadounidense Zack Snyder presentar su interpretación del icónico personaje y su origen. Con ayuda del director y guionista británico, Christopher Nolan, Snyder y su guionista David. S. Goyer buscan traer nuevamente a la vida una franquicia que de no haber sido por la serie de televisión Smallville, fuese una moribunda en este momento. El trabajo de quien fuera escogido como director sería, en parte, aprovechar todas las herramientas que no se pueden usar en televisión por sus limitaciones. Para esto, Zack Snyder parecía ser la elección perfecta.
Si algo aseguraba su llegada a la serie, eran visuales nada menos que espectaculares. Después de todo, es a eso que nos tiene acostumbrados el director de Watchmen y 300. Desafortunadamente, es ese uno de los pocos atributos positivos que el director había exhibido hasta el momento. Sus películas, a pesar de contar con visuales impresionantes, fallan generalmente en el guión. La llegada de Nolan, sin embargo, prometía acabar temporeramente con esta peculiar falla de Zack Snyder.
¿Logran el trío de Snyder, Goyer y Nolan presentar un filme con alma, complementado por la acción y visuales del director?
Desde las primeras secuencias de Man of Steel, es evidente que Snyder y su equipo buscaban un balance entre acción y un guión eficiente. Aunque predomina el estilo del director, es evidente que Nolan ha influenciado el proyecto mucho más que en dimensiones de productor. El tono oscuro que prometían los primeros avances está presente, especialmente en las escenas de Kevin Costner como Jonathan Kent, padre adoptivo de Clark. Tanto Costner como Diane Lane como Martha dan el el blanco de forma espectacular. Los intercambios entre padre e hijo, los cuales se dan a través de los años de juventud de Clark, fluyen con una naturalidad que usualmente se pierde en filmes de acción.
Es en esos intercambios entre padre e hijo donde surge uno de los conflictos más importantes de la película. Pa’ Kent, su padre adoptivo, insiste en que el mundo no está preparado para saber la verdad sobre Clark, mientras que la proyección de Jor-El, su padre biológico, le revela que fue enviado al planeta Tierra – justo antes de la destrucción de Krypton – con el propósito de ser un dios para la raza humana; un salvador. Además, en él reside el “codex” de Krypton, necesario para su reconstrucción.
Es aquí donde entra el villano, el General Zod. Encarnado por un brillante Michael Shannon, Zod llega a la Tierra en búsqueda del último hijo de Krypton para así poder reconstruir el planeta que una vez intentó salvar sin éxito. La motivación de Zod es casi justificable, pero no para Clark, quien defenderá su hogar de toda amenaza. Con la ayuda de la inteligente reportera del Daily Planet, Lois Lane, Kal-El enfrenta a un poderoso villano que planea acabar con la humanidad para lograr su cometido.
El problema de Man of Steel, aún cuando los actores hacen un trabajo impecable, es que nos enseña a nuestro héroe forcejear con las ideologías de sus dos padres, sino que somos testigos de como adopta una de ella, se pone el traje y desaparece rastro alguno de Clark Kent durante el resto de la película. Los únicos momentos en que Kal-El es Clark Kent es en escenas de retrospección y algunos minutos en la primera media hora del filme. Cuando hablo de Clark Kent , me refiero a la personalidad de la reconocida mitología del superhéroe. Todo es acción en Man of Steel. La película salta de una escena de acción a la otra, dejando muy poco tiempo para el desarrollo de personajes necesario.
Afortunadamente, el ritmo acelerado de la película y las espectaculares escenas de acción no permiten que las fallas del guión permanezcan por mucho tiempo en tu mente. Zack Snyder conoce las habilidades de Kal-El y las utiliza como ningún otro cineasta la había hecho. Las secuencias de acción y los espacios que Snyder construye alrededor de las mismas te dejan sin aliento. La música de Hans Zimmer resuena desde los espectaculares primeros veinte minutos de película, en los que exploramos a Krypton hasta los momentos de su destrucción. Con Snyder vamos un Krypton que nunca habíamos visitado y nos introduce a su cultura, gente y conflictos liderados por el General Zod.
Man of Steel es no es algo más que un enorme blockbuster lleno de acción y un final con el potencial de arreglar, por medio de secuelas, todo lo que esta historia de origen hizo mal. Esperemos que esta entrega, a diferencia de la de Bryan Singer, pueda envejecer con éxito y que a raíz del mismo den luz verde a por lo menos una secuela que repare los errores de esta primera entrega.