Ricardo Rosselló recién ganó y ya está loco por gobernar.
Es que, según dijo en la noche del martes el gobernador electo, en los primeros 55 días piensa hacer muchas cosas. Entre ellas, espera de aquí a enero darle electroshocks al empuje de la estadidad, de la mano del gobierno federal, en ruta a un proceso decisivo en estos próximos cuatro años.
De igual forma, indicó que quiere que el proceso de transición con el saliente gobierno de Alejandro García Padilla sea “uno lleno de transparencia” que le ayude para proponer una auditoría de la deuda. Reiteró lo que dijo hace algunos meses, que ya ha identificado “como mínimo, acceso a liquidez de $800 millones” para Puerto Rico y espera antes de enero comenzar un proceso de diálogo con la Junta de Control Fiscal para renegociar “de buena fe” la deuda.
Todo esto lo hizo saber el hijo de Pedro Rosselló al atender a la prensa luego de una celebración bajo la lluvia ante miles de sus seguidores. Minutos antes había dejado el galillo en el micrófono, mientras sonaba un fogoso reguetón de fondo y hermosas chilladas de goma de four tracks adornaban la atmósfera.
Al momento de escribir estas líneas, el que apodan Ricky consolidaba su triunfo con un 41.78%, versus el 38.94% de su más cercano rival, David Bernier, quien temprano en la noche del martes aceptó la derrota en la sede del Partido Popular Democrático.
“Hay que recuperar la credibilidad”
Con el pragmático tono discursivo que lo caracterizó durante la campaña, Rosselló dijo que “esos $800 millones pueden salir de los intereses” de la masiva deuda con los bonistas, aunque no descartó intentar una renegociación del principal. Subrayó que intentará conseguir “un plan de beneficio que garantice [a los bonistas] algún retorno en su inversión”.
Dijo que buscará que esa millonaria liquidez pueda abonarse al sistema de retiro, “para entonces poder establecer lo que sería el presupuesto” anual con el que comenzaría el nuevo cuatrienio. Espera que en la transición se puedan auditar los gastos del gobierno de García Padilla, “para ver cuáles han sido ilegales”.
“Una cosa que vamos a hacer diferente es que venimos a buscar una renegociación de buena fe, versus el impago, que era la norma de la pasada administración”, expresó, indicando que el gobierno de García Padilla nunca le dejó saber “la realidad financiera” al pueblo de Puerto Rico. En medio de esta tiraera, sin embargo, Rosselló confesó que García Padilla “ya me llamó para felicitarme”.
“Yo acepté la felicitación, pero le dije que necesitamos mucha transparencia en la transición para restablecer la credibilidad” de las finanzas de Puerto Rico.
Rosselló señaló, ante los vítores de sus partidarios, que “mañana mismo estaré cursando otra comunicación a la Junta de Control Fiscal”.
“Aunque aún no he tomado posesión, la junta ya entiende con quién va a trabajar”, apuntó, indicando que “en su momento, desglosaré los nombres” de quienes considera para ser su representante ante el ente federal impuesto sobre Puerto Rico por Ley para la Supervisión, Administración y Estabilidad Económica de Puerto Rico (Promesa, por sus siglas en inglés).
A buscar la estadidad a las millas
Entonces, está el asunto de la estadidad.
“Hemos sido bien claro que ese es nuestro norte y lo vamos a ejecutar”, indicó, mencionando entre las posibilidades, nuevamente, el Plan Tennessee “y el voto de mandato hacia la estadidad” en alusión al plebiscito del 2012.
Cuando se enteró que la contienda entre republicanos y demócratas estaba apretada, tanto en el Congreso como en Casa Blanca, intentó decir algo, pero la comisionada residente electa Jenniffer González lo interrumpió: “Nosotros nos llevamos muy bien. Y yo soy republicana y Ricky es demócrata. No creemos que tengamos problema”.