El pasado fin de semana se llevó a cabo la quinta edición del festival de arte Santurce es Ley (SEL5). Curado por Alexis Bousquet, conocido como Clandestino 787, el festival contó con asombrosos murales de artistas nacionales e internacionales que han otorgado nueva vida a espacios abandonados, residencias y comercios santurcinos.
Entre el repertorio de artistas que participó en la creación de murales cabe destacar las aportaciones de las y los puertorriqueños, entre ellos Vero Rivera, que realizó un hermoso mural en la Calle Cerra pintando hojas de almendro en dorado sobre un fondo negro.
También resalta la obra del colectivo BASTA, quienes trazaron en negro y rojo la llegada de los españoles a las aguas del Caribe durante proceso de conquista y colonización de nuestras Antillas.
Por su parte, el colectivo Moriviví trabajó uno de los murales más memorables, ubicado al lado derecho de la tarima principal de SEL5. En el mismo se ve a una mujer que le da respiración boca a boca a un hombre. De la boca de la mujer salen pequeñas mariposas, lo que podríamos entender como un proceso de resurrección, resaltando a la mujer como creadora de nueva vida.
Asimismo, el artista Gerado Cloquell presentó un mural que combina la figura principal (de características humanas) con trazos alargados y fluidos, con otros cortos y orgánicos, en un juego que se expande “para crear áreas más gráficas que se complementan con el color oro y los valores positivos y negativos”, según sostuvo el autor.
Marcada presencia del género como temática artística
Sobre las diversas temáticas relacionadas a la cuestión de género hubo dos exhibiciones que valen destacar. La muestra titulada Causalidad, que se presentó en el vagón-galería rodante de OsviArte, contó con la participación de las aristas Rosenda Álvarez Faro, Elizabeth Barreto, Patricia Esperanza, Leila Mattina, Yolanda Méndez Merced, Zuania Minier, Katiana Modestti, Vero Rivera, Daniela Roselló y Linda Sánchez Pintor.
El propósito de esta exhibición, según planteó la historiadora del arte Iraida Rodríguez-Negrón en el folleto de la actividad, fue abrir espacio al debate y al diálogo en torno a la poca participación y representatividad de la mujer en la producción artística y en las exposiciones colectivas.
El unir artistas más jóvenes con la veterana Linda Sánchez Pintor, combinando una variedad de experiencias, medios y discursos, produjo un junte muy rico. Muchas de las piezas exhibidas también realizaron planteamientos de contenido sociopolítico, prueba de que contamos con una generación de artistas talentosas y comprometidas.
Fuera de la Calle Cerra, en la Avenida Fernández Juncos, la galería Agustina Ferreyra celebró el sábado la apertura de Entre Líneas. La muestra (en la que participaron las artistas Gabriele Beveridge, Adriana Lara, Adriana Minoliti y Beatríz Santiago Muñoz) se presentó a modo de reaccionar sobre los roles impuestos a las mujeres y sobre lo que socialmente se cataloga como “femenino”.
Un ejemplo de esto es la pieza Sin Título, de Gabriele Beveridge. En ésta, vemos el rostro de una mujer de estilizados cabellos rubios, que en lugar de tener su ojo derecho, tiene un espacio ocupado por varias piezas de joyería “femenina”.
La artista realiza con la obra un planteamiento sobre los estándares de belleza y el juego de la publicidad en perpetuar los estereotipos sobre “lo que es” o “lo que debe ser” una mujer.
Un recorrido por las galerías de la Cerra
La galería y espacio artístico 20/20 presentó uno de los eventos más esperados por el público, la exhibición La Cartelera. La premisa fue rescatar el arte del cartel serigráfico y de contenido social, a la vez que se homenajeó a los grandes del grabado en Puerto Rico. Entre los artistas contemporáneos que presentaron sus carteles se encuentran Rafael Miranda Mattei, con un cartel sobre el Cerro Maravilla en un juego visual con el logo del producto conocido como “Agua Maravilla”, así como el cartel de Zinthia Vázquez sobre el genocidio en Gaza. Contrapuesto a los nuevos carteles se apreciaron los ya clásicos de Lorenzo Homar, José Rosa y Antonio Martorell, entre otros.
En las festividades de la Cerra también abrió sus puertas Picó 730, taller de la artista Frances Picó. A pesar de que la artista lleva un año utilizando el espacio como taller, es la primera vez que lo abre al público en calidad de sala expositiva. Aquí mostró la instalación The Blue Room junto a la también artista Elena Méndez. El color azul en las paredes, en las luces y en las piezas otorgan al espacio un aura de serenidad, y es que el retomar la espiritualidad es uno de los planteamientos de esta instalación, así como el hacer un señalamiento sobre el papel de las y los artistas ante el desastre ecológico que ha causado la actividad humana.
“A través de la historia hemos visto que siempre que hay una crisis el arte florece; este es uno de esos momentos”, expresó Picó sobre la instalación.
Otra de las particularidades de SEL5 fue la presencia de vagones que fungieron como galerías de arte rodante. Uno de estos vagones fue el Taller Abayarde, fundado hace dos años por el artista Roberto “Yiyo” Tirado. Aunque cuentan con muchos colaboradores, el grupo permanente lo componen Tirado, Javier Moreno, Genaro Ramos y Uziel Orlandi.
La muestra titulada Vigente contó con el trabajo más reciente de los miembros del Taller Abayarde, una presentación de diversos tipos de grabado de corte social.
Para acceder a la muestra fotográfica completa de lo ocurrido en SEL5 por Ricardo Alcaraz, oprima aquí.