Café X –un establecimiento en California– cuenta con un barista especial, un robot que puede hacer más de cien tazas de café por hora. Hadrian X es un mega albañil robótico que en dos días construye lo que a hombres de carne y hueso les tomaría casi una semana.
No es secreto que el ser humano está acostumbrado a la existencia de máquinas que realicen tareas, ¿pero qué pasa con el sexo?
Para el psicólogo David Pérez Jiménez existen varias razones por las cuales una persona elegiría a un robot en vez de a otro ser humano para encontrar placer o satisfacción sexual.
“Yo creo que hay un elemento de control y dominación porque eso –el control y la dominación– es uno de los elementos que a mucha gente le causa placer en la sexualidad, desde casos más extremos de personas que se excitan viendo como otros sufren, el famoso sadismo”, explicó Pérez Jiménez, quien además es director del Instituto de Investigación Psicológica, una entidad afiliada a la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras.
Pérez Jiménez también señaló que las personas podrían buscar gratificación sexual en los robots puesto que el ser humano en la época actual, en términos generales, es bastante solitario. Según el psicólogo, las personas no son dadas a expresar sus preocupaciones o deseos sexuales, sobre todo en las culturas conservadoras como la puertorriqueña.
Desde el punto de vista de la psicología, el llamado en cuanto a los robots es “a tener mucho cuidado hasta qué punto permitimos que [esta tecnología] sustituya procesos que se tienen que dar entre seres humanos, como el diálogo, la comunicación, el manejo de los afectos y la toma de decisiones”, detalló Pérez Jiménez, alegando que muchas personas podrían optar por un robot puesto que desconocen cómo comunicar lo que desean a su pareja por miedo al rechazo.
“El robot no me pelea”, reconoció el especialista.
“Yo no veo [a los robots sexuales] como algo que tenemos que condenar en este momento, sino como una herramienta tecnológica, y como herramienta de la tecnología, depende el uso que se le dé”, precisó el psicólogo, insistiendo que, mientras este tipo avances no afecten negativamente la capacidad de los seres humanos para relacionarse y no reemplacen el contacto persona a persona, no se deben reprobar.
¿Tener sexo o aprender a hacerlo?
Carlos Corrada, profesor de ciencias de cómputos e investigador en el campo de “machine learning” –una rama de las ciencias computacionales que da a las computadoras la habilidad de aprender sin ser explícitamente programadas– apuntó que, en cuanto a la inteligencia artificial, existen dos vertientes fundamentales, enseñar a aprender o enseñar a actuar.
“Basado en esas dos vertientes, tú puedes hacer un robot que aprenda a tener sexo y puedes hacer un robot que [solo] tenga sexo”, dijo Corrada, quien comentó que no fabricaría este tipo de máquinas puesto que hay tareas que no se le deben dar a los robots.
De fabricarlos, Corrada codificaría las reacciones que el ser humano presenta al momento de tener sexo –el sudor, pupilas dilatadas, gemidos– para que el robot las pueda capturar y reaccionar a ellas.
Por otra parte, ya existen robots capaces de moderar su propia temperatura corporal, así como lubricar sus genitales. Este robot –llamado Harmony y fabricado por la compañía estadounidense Realbotix– tiene sensores en distintas partes de su cuerpo que, al ser tocados correctamente, pueden causarle incluso un orgasmo.
Aunque este robot aún no puede mover su cuerpo, tiene la capacidad de sostener conversaciones largas y recordar datos sobre su dueño. Aunque el 80% de los productos fabricados por Realbotix son dirigidos al público masculino, ya han comenzado a apelar al público femenino con la creación de un robot con forma masculina que aún no ha sido nombrado y que posee como atributo principal un pene biónico.
Según Corrada, estas máquinas se deben definir como robots que ayudan a tener un orgasmo, en vez de robots que tienen sexo con alguien.
“Yo entendería que [en una relación sexual] debe haber consentimiento, entonces no sé cuánto los robots pueden dar consentimiento, y en ese sentido es una relación más de esclavo [en lugar de sexual]”, opinó el profesor, quien también apuntó a una relación directa entre la ausencia del consentimiento sexual en los robots y los casos de acoso sexual en Hollywood y los señalados por el movimiento #MeToo.
Corrada teorizó que la producción de robots sexuales podría mitigar los posibles daños que causan conductas como el abuso sexual, puesto que, las personas que encuentran excitación abusando de otras podrían encontrar en los robots una fuente de placer.
Sexualidad: un asunto individual
De acuerdo con el psicólogo Caleb Esteban, una persona no podrá llenar sus necesidades afectivas con un robot, mas sí podría satisfacer sus deseos sexuales.
“La sexualidad, aunque le demos mucho énfasis social, es bien individual”, afirmó Esteban quien cree que los robots, en vez de cambiar cómo nos relacionamos sexualmente, vienen a variar la sexualidad humana.
Según el psicólogo, todo dependerá del tipo de satisfacción sexual que esté buscando la persona.
“Hay satisfacciones sexuales que tienen que ver con otras personas envueltas, van a haber otro tipo de relaciones [en las] que requerimos de otra persona para llevar a cabo ese placer. Sin embargo, no necesariamente todas las personas necesitan ese tipo de acto sexual para excitarse” señaló Esteban.
Por otra parte, el psicólogo comentó que, aunque los robots sexuales podrían causar baja autoestima y celos en las relaciones de pareja, no necesariamente deben verse estos avances de la tecnología como algo negativo. Más bien, estos robots podrían ayudar a personas que se sienten inseguras con su desempeño sexual, quienes podrían practicar con un robot para luego pasar a tener sexo con un ser humano.
“Personas con traumas [por abuso sexual] podrían empezar a manejar su sexualidad con este robot, sabiendo que no les va hacer daño para luego pasar a la realidad. Así que [los avances] no tienen que ser [algo] negativo”, explicó el psicólogo.