Teófilo Torres es uno de los actores puertorriqueños más importantes de los últimos cuarenta años. Aunque se ha destacado en el cine y la televisión, se conoce como un actor de monólogos por excelencia. El intérprete de “Papo Impala está quita’o” y “El Maestro” también es profesor de actuación y su pasión por el arte se refleja en los talleres que le ofrece a actores aspirantes de todas las edades.
Ya sea presentando múltiples obras teatrales simultáneamente o cuidando los animales y las plantas de su finca en Cupey Bajo, Torres siempre se mantiene ocupado. El 20 de noviembre estrenará su adaptación del “Antidiario de prisión” de Elizam Escobar, un manuscrito del pintor puertorriqueño sobre su tiempo como preso político, en el Museo de Arte de Puerto Rico en Santurce.
Diálogo conversó con el veterano actor ponceño sobre su trayectoria artística y sus planes para el futuro.
Diálogo (D): ¿Cómo surgió la idea de adaptar al teatro el "Antidiario de prisión" de Elizam Escobar?
Teófilo Torres (TT): Me enteré de que Che Meléndez [poeta puertorriqueño] estaba preparando la publicación del "Antidiario" y le pedí a Elizam que me dejara leer alguna sección para la presentación del libro. Lo primero que me conmueve es el ser humano preso por sus ideales con relación a la independencia de Puerto Rico, el dolor de la separación de la familia, de su entorno artístico y literario; bueno, todo lo que implica estar preso en cárceles norteamericanas. Eso está presente todo el tiempo. También me maravilló mucho el montón de información literaria, académica casi, que salpica de lo cotidiano, desde la gripe que le da hasta los regalos y las visitas de su familia y sus relaciones con las compañeras del género femenino. Sobre todo, me pareció muy interesante la relación que establece con una arañita que lo visita en la celda. Este animalito se convierte en casi una dimensión de la compañera que el añora, que está afuera, libre.
D: ¿En qué se distingue este monólogo de los demás que ha trabajado en su carrera?
TT: Se diferencia por el contexto en el que se da, el de un prisionero político. En el caso de Elizam, tuve la oportunidad de entrar en la vida de un preso político contemporáneo y temas que tienen que ver con la creación artística. Yo como actor, me siento muy atraído hacia esto y hacia la búsqueda de paz dentro del ambiente represivo de una cárcel. En términos personales, es como un homenaje, como un acto de gratitud a Elizam por su trabajo.
D: En el 2006 personificó a Pedro Albizu Campos en el monólogo “El Maestro” y en el 2008 participó en el largometraje hollywoodense “Che”, sobre Ernesto Guevara. ¿Usted diría que gravita hacia obras con contenido social y político?
TT: Por lo general, pero no es un objetivo marcado; se da de forma orgánica. De alguna manera, tengo unos radares que me van guiando hacia ese tipo de material literario, sobre todo en el caso de los monólogos, que ya suman 21. Esto me facilita la memoria y me hace sentir cómodo con lo que estoy diciendo, padeciendo o viviendo.
D: Me interesa conocer el proceso de preparación para un monólogo. Aproximadamente, ¿cuánto tiempo le toma memorizarse el material y perfeccionarlo hasta que esté listo para presentarlo?
TT: Tienen diferentes tiempos de duración, dependiendo de la longitud del texto. Por lo general, doy una primera lectura y no vuelvo a tocarlo por unos días, a veces hasta meses o años. Cuando regreso a él, ya probablemente es con una idea de presentarlo o de trabajarlo. Ese fue el caso de la mayoría de mis monólogos. En el caso de los discursos de Don Pedro Albizu Campos, Nelson Rivera, que hizo el concepto de dirección y el montaje, me facilitó inmediatamente el texto y me dijo “este monólogo es para ti, vamos a trabajarlo y lo montamos” y le dije “yo, encantado”.
D: ¿De los más de veinte monólogos que ha interpretado, cuál presentó el reto más grande?
TT: Los discursos de Don Pedro son los textos más difíciles con los cuales me he tropezado. Ese trabajo exigía un nivel muy alto y no podíamos defraudar. En primer lugar, es oratoria, que es como una categoría o una división aparte del monólogo. En segundo lugar, el temario tiene de todo, desde chistes punzantes hacia los políticos “vende patria” hasta conocimiento de física cuántica, de teoría del caos y de diferentes religiones. Por eso se le llamaba “El Maestro”, sin lugar a dudas. Esos discursos me dieron mucho trabajo y estuve como dos meses memorizándomelos. Hasta cierto punto, fue doloroso, porque provoca mucha ansiedad y mucho stress. Nelson me puso un reto muy sabroso ahí.
D: ¿Tienen planes de hacerlo de nuevo?
TT: Sí, hay planes para remontarlo ahora en el 2014. Estamos buscando una buena sala y conversando con Julia Monzón, una productora de aquí que está muy deseosa de trabajarlo. Sería para Bellas Artes.
D: ¿Cuál es la importancia de promover figuras que han luchado por la justicia y/o sido víctimas de un sistema que los margina?
TT: Por nuestra condición política indefinida y marcada dentro del colonialismo, a nuestro país se le esconde, se le niega y a veces se nos tergiversan valores que son fundamentales para tener paz, armonía, cooperación y deseo de seguir luchando. Yo siento que cuando realizamos este tipo de trabajo se balancea esa continua propaganda destructiva de que lo único que hay aquí es violencia y criminalidad.
Aparte de Don Pedro Albizu Campos, a mí siempre me han fascinado las figuras de Betances, Ruiz Belvis, De Diego y todos nuestros ilustres luchadores. Estas figuras sostienen nuestro carácter como pueblo. Aunque están ocultas y en algunas ocasiones no se tocan ni en el salón de clases, están ahí porque son parte de nosotros. Fueron los que nos dieron nuestra definición como puertorriqueños y puertorriqueñas.
D: ¿Qué proyectos tiene planificados para el futuro o que le gustaría hacer?
TT: En estos días me hicieron una invitación los compañeros que cogieron la Sala Beckett en Rio Piedras, Arí Maniel Cruz y Kisha Tikina Burgos. Estamos en conversaciones porque nos interesaría montar ahí el penúltimo monólogo que realicé antes del "Antidiario", que se titula “¿Qué hago traduciendo a Shakespeare?” del profesor, escritor y poeta Rafa Acevedo. El tema es un profesor mayor que está traduciendo sonetos bien calientes y eróticos de Shakespeare e invita a su casa una estudiante muy bella, esplendorosa y buena en traducción para que lo ayude. Se trata de unos niveles de comunicación de él hacia ella insinuándole cosas sexuales de una forma muy sofisticada. El humor es muy fino porque Rafa escribe de una forma maravillosa. Estamos pensando hacerlo antes de que termine el año, entre Acción de Gracias y Navidad. También, el 28 de diciembre estaré junto a Andrés Jiménez en “La Promesa” en Bellas Artes de Caguas.
D: Muchos actores jóvenes y estudiantes de drama se encuentran decepcionados por la falta de oportunidades para los artistas en la Isla. ¿Qué consejos les ofrecería?
TT: Esa es una de las preguntas más difíciles y dolorosas para contestar, sobre todo para alguien que por más de 20 o 30 años se ha dedicado a dar clases de actuación y de teatro. Yo veo esta falta de puertas y de salidas, esta falta de trabajo. De alguna manera, he logrado estar en paz tratando de ser honesto con los estudiantes y de que ellos sean honestos con ellos mismos. Si sienten verdadera pasión, verdadero arrojo como para soportar lo que puede venir, que lo hagan. Pero si no, que tomen el taller o la clase como una experiencia más de conocimiento y que no piensen o no planifiquen dedicarse de lleno a esto.
Dentro de todo, yo soy de los optimistas, de los que ven una salida constructiva. Me ayuda bastante a ser optimista el que yo tengo una granja en Cupey y siembro. Yo creo que hay que ser bastante optimista para resistir y persistir en ver esa pequeña planta o ese pequeño animalito que está creciendo. En algún momento la rueda de la fortuna va a dar esa vuelta y las cosas van a caer en su sitio.