Ver The Accountant, que estrena hoy en cines, es como darse la tarea de armar un rompecabezas de cinco mil piezas y querer hacer otro. La energía de una película de acción y la narrativa de un cómic de superhéroes son combinadas en este filme hasta hilvanar una historia cuasi-perfecta.
Protagonizada por Ben Affleck, el filme pone a Christian Wolff en primer plano, un contable que encuentra más fácil relacionarse con los números que con la gente. Sus labores van desde cuadrarle las finanzas a los grupos criminales más grandes hasta, por tener cierto grado de autismo, decidirse a terminar toda tarea impuesta por más complicada que parezca.
La rutina que lleva a cabo Wolff lo automatiza y hasta parece deshumanizarlo, conducta bien manejada por Affleck, a quien aquí no se le exige una actuación más allá de su zona de confort. O sea, ejecuta el comportamiento discreto que lo caracteriza en su máxima expresión. Esta serenidad total también es provechosa a la hora de matar a sus enemigos de un solo tiro en la frente. Es por eso que es un acierto para The Accountant, ya que la película se nutre de los gestos y las acciones de Affleck escena por escena.
El éxito no se debe enteramente a Affleck. Desde la dirección de Gavin O’Connor (Miracle, Warrior) y el guion de Bill Dubuque (The Judge), la película no entrega todas las respuestas de inmediato, sino que se encarga de develarnos la historia en el transcurso de la misma. Incluso, los mejores secretos se revelan cuando la película va a paso lento.
La película también cuenta con las actuaciones de Anna Kendrick (Into the Woods), John Bernthal (Fury, serie Daredevil), J.K. Simmons (Whiplash), Cynthia Addai-Robinson (serie Arrow) y Jeffrey Tambor (serie Transparent). Se podría hacer un chiste sobre cómo con tanto actor de DC y Marvel envuelto aquí, esta película sería una nueva versión de Batman, pero esta aseveración le restaría méritos a lo genial que es.
No obstante, sí toma algo prestado —aunque no sea exclusivo— de los cómics: contar múltiples historias a la vez y movernos de escenario en escenario, para luego entrelazar todo. De primera instancia tenemos a Wolff en su labor actual de verificar los libros de la compañía Living Robotics, junto a la también contable Dana Cummings (Kendrick). Aquí es donde conocemos a nuestro personaje principal y nos acostumbrarnos a su estilo.
Si bien Cummings aparece como un rayito de luz entre tanta oscuridad, y su presencia abre la puerta para la ternura y la comedia de Wolff, lo cierto es que este personaje no goza de la profundidad que reciben los demás.
También, aprendemos más sobre cómo Wolff se convirtió en quien los mafiosos más confían, esto con la ayuda de Francis Silverberg (Tambor), su compañero de celda. De la misma manera, nos adentramos en la niñez de Wolff mediante “flashbacks”. Entre todo esto, nos presentan la historia de Braxton (Bernthal), un asesino a sueldo, y de Raymond King (Simmons), director del Departamento del Tesoro de los Estados Unidos, quien va tras la pista de Wolff junto a Marybeth Medina (Addai-Robinson) y con todo el peso de la ley.
Aunque parezca mucho para entender, las cinco piezas del rompecabezas son manejadas con cuidado y esmero hasta formar una imagen final emocionante para el espectador.
Esta película tenía muchos caminos para conducirla al fracaso: desaprovechar tanto talento actoral de alguna manera, no saber manejar el tema del autismo, recuentos lineales, incluso asemejarla a un blockbuster veraniego. Sin embargo, The Accountant logra superar estos obstáculos y nos entrega un buen filme, que no queda corto en acción ni en trama.