Como un éxito tecnológico que resonará con público de todas las edades, llega la adaptación The Jungle Book, filme que evita imitar a sus versiones previas, especialmente el clásico animado del 1967.
El filme, que ya estrenó en salas locales, tiene un tremendo balance de acción y sentimientos. Logrará no solamente conectar con el bolsillo del consumidor, sino con el corazón de este. Es una adaptación con su propia aura y se encuentra entre los pocos “remakes” que logran superar la versión original.
Dirigida por Jon Favreau, este filme cuenta con un actor físicamente presente, mientras que utiliza las voces de otros actores para darle vida a personajes, o animales en este caso, creados por la tecnología.
Esta adaptación del libro de Rupyard Kipling narra la historia del “cachorro humano”, Mowgli (Neel Sethi), un niño criado por una manada de lobos. Mowgli desea ser aceptado entre la manada, hasta que el tigre Shere Khan reaparece en la jungla y exige su muerte. Acompañado por la pantera, Bagheera, Mowgli entonces embarca en una aventura con el fin de reintegrarse a la raza humana. En el camino enfrenta grandes obstáculos, además de conocer una serie de personajes únicos, como Baloo y King Louis.
Visualmente, el filme es un éxito. Cada uno de los movimientos y expresiones faciales de los personajes-animales son ágiles y tienen un toque realístico. Estos efectos, obra del equipo de producción visual liderado por Robert Legato y Adam Valdez, representan un buen uso de las imágenes computarizadas (CGI).
El filme también cuenta con la participación de WETA Studio, responsable de los efectos especiales de Lord of the Rings (2001-2003) y The Chronicles of Narnia (2005- 2010). Los efectos hacen que los personajes sean vívidos, pero mucho de esto tiene que ver con el trabajo magnífico de los actores de voz.
El filme cuenta con la participación de un elenco muy apropiado para sus respectivos roles. La hermosa Scarlett Johansson interpreta a Kaa, la serpiente, quien en la novela original es un mentor masculino de Mowgli, pero aquí es seductora y villana. Su corta escena en pantalla es efectiva y memorable por lo atrayente y peligrosa que resulta su voz, que curiosamente parece tan dulce como en el filme Her (2013).
Por su parte, Lupita Nyongo es Rashka, la “madre” de Mowgli, cuya voz es muy tierna. Bill Murray es la voz de Baloo, el oso eternamente relajado, bien interpretado.
El único actor de voz que no parece encajar en la jungla es Christopher Walken, quien interpreta al primate gigante King Louis. Esta versión de Louis es más una referencia a King Kong (1933) y Apocalypse Now (1979) que al King Louis que conocemos del filme animado. El acento neoyorquino de Walken parece una distracción, ya que la trama del largometraje es en India.
En el caso de Idris Elba, su participación como el tigre Shere Khan sobresale entre el elenco. Es peligroso y hasta casi inapropiado para una película de niños, pero entre los efectos especiales y la voz de Elba, Khan es un adversario digno para el salón de la fama de villanos del cine. Este animal posee la misma agilidad que Richard Parker en Life of Pi (2012), y la indecencia de Scar en The Lion King (1994). No es un tigre hermoso, sino uno lleno de cicatrices y quemaduras, pero sus movimientos y porte son visualmente impactantes.
En el caso de Mowgli, el joven actor Seethi nos entrega un precoz pero encantador hijo de la selva. El encantador actor llena su trabajo de carisma. Debemos recordar que Seethi tenía 10 años al comienzar la filmación y prácticamente tuvo que actuar solo, pues sus coestrellas fueron añadidas digitalmente más adelante en la producción.
En sus peores momentos, la película cae en el problemático camino de querer reinterpretar momentos exactos del filme animado de 1967, también de Disney. En dos ocasiones, se incluyen canciones de la original y tal vez hay quien sienta que esta adaptación necesita referencias a la original, pero no hay nada más lejos de la verdad. El éxito de esta se encuentra precisamente en lo mucho que se diferencia de otras adaptaciones, y estas escenas musicales se sienten completamente innecesarias y forzadas.
The Jungle Book sigue la moda establecida por Disney de rehacer sus éxitos animados en versiones vivas, o live action. Parte de esta tradición la vimos con Alice in Wonderland (2010), dirigida por Tim Burton, la cual logró recaudar más de un billón de dólares y es una de las películas más taquilleras de todos los tiempos. Los dueños de Mickey no pudieron ignorar esta cifra y las adaptaciones han continuado con filmes como Maleficent (2014) y Cinderella (2015).
Estas adaptaciones modernas son exitosas con los públicos, pero no con los críticos. Sin embargo, esto es algo en que la mayoría difiere con The Jungle Book. Favreau crea una adaptación inusitada que no adhiere a su original.