Después de trabajar por diez años en una compañía de ingeniería eléctrica, José García entendió que era hora de dar el salto a la agricultura.
García y su esposa, la también ingeniera Norma Santiago, llevan más de una década bajo la dirección de la Hacienda Gosén, una finca en Moca donde el plátano y el panapén son los protagonistas.
“Comenzó como una finca de cultivo tradicional de productos típicos de esta área que es muy dada para los farináceos y tubérculos; eso incluye plátanos, ñame, yautía y batata. Pero cuando comenzamos teníamos dos productos, plátanos y cítricos. Eso fue a partir del 2006”, narró García.
Pero la Hacienda Gosén no es hoy lo que era hace diez años.
García y Santiago, ambos egresados del Departamento de Ingeniería de la Universidad de Puerto Rico en Mayagüez, siempre tuvieron la inquietud de desarrollar productos a base de sus cultivos. Es ahí cuando su hacienda adquiere un toque de empresa manufacturera.
En octubre de 2012 inauguraron la planta de Productos Gosén, donde elaboran tostones y sopa de plátano, tostones de pana, aderezo a base de berenjena y canapé de calabaza. Todo preparado con la cosecha de su finca.
En Puerto Rico estos productos se pueden conseguir en los supermercados Amigo, SuperMax, Mr. Special y algunos Econo. Pero con el lanzamiento de su página web, personas que viven en Estados Unidos u otros lugares tienen la oportunidad de comprar y recibir en su casa estos complementos tan tradicionales en la dieta boricua.
“La página estuvo lista en octubre y a partir de noviembre comenzamos a recibir pedidos desde Estados Unidos. Se enteraron a través de la página de Facebook, donde hicimos mucha promoción. Se puede comprar por la misma página de Facebook sin tener que ir al webpage”, explicó García, que funge como presidente de la planta.
En la hacienda, mencionó, tienen una siembra de plátanos de alrededor de 23 o 24 cuerdas de terreno. Mientras, de panapén tienen sembradas seis cuerdas. Gracias a esto, la mayoría del año logran mantener una producción constante de plátanos.
Aunque a través de su página de Internet se pueden conseguir diferentes alimentos para consumo personal, también cuentan con ofertas para restaurantes. Estas incluyen plátanos pelados para mofongo, tostones, amarillos y sopa.
Una de las cosas que les puede llegar a preocupar a los consumidores es el tiempo de vida de estos productos. Según García, a través de una serie de estudios ellos garantizan que los tostones tengan un tiempo de vida de 120 días. La sopa de plátano se conserva por seis meses y los plátanos sin cáscara que le venden a los restaurantes tienen una duración de 21 días.
La Hacienda Gosén cuenta con 18 empleados, que se dividen entre los que se encargan del mantenimiento y cultivo de los frutos y los que se ocupan de convertir esas cosechas en productos. El ingeniero de profesión explicó que el pelado de los plátanos es un proceso manual, de igual forma el pelado de la pana. Asimismo, para la elaboración de la sopa de plátano no utilizan sabores artificiales, ni carnes. Con eso logran mantener un sabor fresco por más tiempo.
Otra razón por la que sus clientes se sienten satisfechos con los productos es que los pedidos les llegan a través de priority mail; es decir, ya en tres días pueden disfrutar del sabor de esos tostones o sopas.
Aunque el servicio de envío por correo ha funcionado muy bien, una compañía de distribución se está encargando de hacer acercamientos con supermercados en New Jersey y Florida para la venta de los productos Gosén.
Aparte del éxito de su empresa y su amor por la agricultura, García entiende que el interés de muchos puertorriqueños en volver a trabajar la tierra viene de la preocupación por la falta de seguridad alimentaria en la Isla.
“El hundimiento de [el carguero] El Faro hizo ver a la gente que el problema de seguridad alimentaria es real. Si nosotros importamos el 80% de los alimentos puede que en un momento no lleguen. Por eso es que vas a ver tantas personas de otras profesiones entrando a la agricultura. Se están dando cuenta de que es necesario y de que puede ser un negocio rentable”, compartió.
Sandías boricuas, la base de jugo estadounidense
Al otro lado del País, en Salinas, Bismal Burgos, Ricardo Burgos y Jesús Ortiz, propietarios de Hacienda Costa Verde, buscaban la manera de exportar algún producto agrícola a Estados Unidos.
Ortiz, el encargado del trabajo agrícola, explicó que con ese interés en mente asistieron a una convocatoria del Departamento de Agricultura que buscaba a agricultores puertorriqueños interesados en la producción de sandías para un proyecto piloto con una compañía estadounidense.
Aunque en su finca se enfocaban en la producción de guanábanas y quenepas para distribución en Puerto Rico, decidieron aceptar el reto.
El proyecto consistió en cosechar sandías para la producción de un jugo de melón para la empresa Watermelon Water (WTMLN WTR) con sede en Nueva York. Primero, tenían que lograr cosechar sandías en 25 cuerdas de terreno para luego evaluar si la calidad de la fruta era la que buscaba la empresa.
Para sorpresa de muchos, especialmente para los encargados, en seis semanas llegaron a enviar a Estados Unidos 14 furgones de sandías de la variedad Sentinel, cada uno con un peso de 40 mil libras.
“Hacienda Costa Verde existe hace tres años. Desde entonces hemos estado en el proceso de exportar algo y tuvimos la suerte de dar con esto. A veces con el temor de no vender a un precio que resulte rentable, uno no siembra mucho. Pero cuando uno mira para afuera puede ver una oportunidad”, indicó Ortiz.
Del proyecto piloto había otros dos grupos participando, pero según Ortiz, solo su hacienda logró cosechar la cantidad necesaria para exportar.
“Del Departamento de Agricultura no recibimos tanta ayuda porque ellos no andan muy bien en estos días. Tienen mucha limitación en cuanto a los fondos, pero gracias a Dios no necesitamos su ayuda. Todo se suplió a través de la compañía que lo iba a comprar”, mencionó.
Como la compañía quedó a gusto con las sandías que recibieron, Hacienda Costa Verde se convirtió en su suplidor principal. Ahora resta poder cosechar unas 500 cuerdas de terreno durante los meses de septiembre a mayo.
Durante la primera fase del proyecto en Hacienda Costa Verde trabajaron 12 personas. Para esta segunda etapa esperan crear sobre 50 o 100 empleos directos.
“La experiencia ha sido muy bonita y muy buena. Lo más maravilloso de todo es ver cuán buenas son estas tierras del sur. De hecho, dicen que son de las mejores del mundo agrícolamente. Debería existir una manera de enseñarle al público general la importancia de conservar las tierras y el recurso del agua porque sin él no tenemos siembra”, expresó el agricultor.
Ortiz dijo que como el sur de Puerto Rico es el área más seca del País, uno de los retos que enfrentan es mantener su cosecha saludable e hidratada sin causarle daño al Acuífero del Sur, cuerpo de agua que abastece a los pueblos de esa región. Sin embargo, indicó, que durante la primera fase no tuvieron que regar por tantas horas la finca, ya que hubo suficiente lluvia.
“Lo más importante es que cuidemos el pozo porque sin él no tenemos agricultura”, añadió.
Tanto Hacienda Costa Verde como Hacienda Gosén están ubicadas en lugares que estaban abandonados, por lo que decidieron colocarle un nombre que, además de darle historia, mostrara una esperanza agrícola para el futuro.
“Una de las cosas que notamos es que está de moda el verde por la cuestión de la conservación. También estamos en el llano costero del sur y esto era una hacienda abandonada. El nombre era Hacienda Aguirre. Buscando un nombre nuevo fusionamos hacienda con el costero y el verde y así nace Hacienda Costa Verde”, explicó Ortiz.
Por su parte, García indicó que Gosén es un nombre bíblico.
“Gosén se utilizaba para nombrar una región agrícola de Egipto que era menospreciada, pero con tierras muy productivas. Quienes tenían esta tierra aquí [en Moca] la menospreciaban y nosotros la empezamos a trabajar”, sostuvo.
Aquí nuestra serie especial de Diálogo Verde 2016: “No te comas el mundo”
- La agroecología, una manera de salvarnos
- “Destrezas de vida” en la educación agrícola
- Jóvenes, universitarios y agroecologistas
- El valor de la comida que se sirve a conciencia
- Egresados de la UPR apuestan a la agricultura
- Comprometidas con la agricultura las mujeres boricuas
- Luz Celenia Caraballo, incansable caficultora
- Tostones, sopas y sandías boricuas llegan a Estados Unidos
- Subsidios e incentivos para comenzar en la agricultura
- La investigación agrícola: aprender haciendo
- Nuestra tierra: nuestro futuro