En Puerto Rico hay, actualmente, alrededor de 9,618 personas viven con el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH), según las últimas estadísticas del Departamento de Salud. Los jóvenes entre las edades de 25 y 34 años son el grupo de mayor contagio, conformando 3,190 de la totalidad de los casos.
Con motivo del Día Nacional de la Prueba del VIH el próximo 27 de junio, Diálogo entrevistó a dos doctores del Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico (UPR) que se han dedicado a estudios en el tratamiento y prevención de la enfermedad para los distintos grupos demográficos.
Prevención y tratamiento para los jóvenes
El doctor Jorge Santana, director de ACTU (AIDS Clinical Trials Unit) o Unidad de Investigaciones Clínicas sobre SIDA, explicó que desde principios de la epidemia en los años 80, el VIH estuvo más dirigido a los usuarios de drogas inyectables. Desde el año 2000, sin embargo, ha habido un aumento en mujeres heterosexuales por contacto sexual con sus parejas o, en ocasiones, con usuarios de drogas.
No obstante, Santana afirmó que en los últimos cinco años, las incidencias o casos nuevos de VIH son en la población de hombres teniendo sexo con hombres.
“Eso es obviamente alarmante porque va a conllevar a un sinnúmero de condiciones adicionales infectocontagiosas como sífilis, gonorrea, el papiloma humano, etcétera”, indicó Santana.
Es por esto que Santana actualmente está a cargo del estudio del medicamento Truvada, utilizado para evitar la transmisión de VIH en personas consideradas de alto riesgo.
Los resultados preliminares en Estados Unidos y en Europa, según el director de ACTU, han demostrado que el contagio se puede prevenir entre un 70 y un 90 por ciento en parejas donde uno es positivo y el otro es negativo, y en aquellas personas con comportamiento de alto riesgo como hombres transgénero y prostitutas.
El doctor Santana afirmó que ACTU también se dedica a estudiar estrategias de tratamiento y de condiciones asociadas al VIH, como la inflamación crónica inmune. Esta es una activación del sistema inmunológico donde el cuerpo libera unas proteínas llamadas citoquinas que, aunque necesarias, ocasionan daños a los tejidos del cuerpo y envejecimiento prematuro.
“Estamos viendo que los pacientes están envejeciendo físicamente y, en términos de sus órganos, un promedio de siete a 10 años más rápido que un paciente no VIH”, indica Santana, añadiendo que la condición puede llevar a otras como diabetes, alta presión, ataques al corazón y problemas renales.
Por ello, Santana afirmó que se están encargando de hacer investigaciones para usar medicamentos específicos que disminuyan los marcadores de inflamación crónica inmune.
Respecto a una vacuna, Santana expresó que los resultados hasta el momento han sido decepcionantes. No obstante, han intentado buscar el enlace entre lo que controla el virus para que no dañe los tejidos y el sistema inmune, para que pueda controlar el virus sin necesidad de medicamentos. Esto, según el galeno, los llevaría a desarrollar un control funcional sobre el VIH o hasta erradicarlo por completo.
Cero transmisión a los hijos de embarazadas con VIH
Por su parte, la doctora Carmen Zorrilla, directora del Centro de Estudios Materno Infantil (CEMI) mencionó que le han dado seguimiento a la condición de las mujeres embarazadas desde 1987. Aunque han visto a más de 2,000 mujeres viviendo con el VIH, la transmisión a sus bebés está en prácticamente cero desde la utilización del medicamento AZT.
De acuerdo con Zorrilla, el estudio del medicamento AZT fue el primero en aprobarse por la Administración de Alimentos y Medicamento (FDA por sus siglas en inglés) para ser utilizado en mujeres embarazadas infectadas con VIH y mujeres activas sexualmente. El resultado fue que la transmisión se redujo en cerca de un 72 por ciento de las mujeres que recibieron AZT.
Un mes después de detener el estudio por cuestiones éticas, “se determina que la política pública de Puerto Rico es ofrecer el medicamento AZT a todas las mujeres embarazadas infectadas con VIH, gratuitamente”, relató Zorrilla.
Desde entonces, la doctora aseguró que el CEMI ha implementado todas las estrategias disponibles para el tratamiento del VIH en mujeres embarazadas y que el riesgo de contagio a sus bebés ha sido nulo desde hace 12 años.
“Por eso es tan importante que una mujer embarazada, o una mujer que piense en quedar embarazada, se haga la prueba. Lo que queremos es que antes que quede embarazada, poder llevarla a su mejor estado de salud para que su embarazo tenga menos complicaciones, no solo mujeres con VIH sino mujeres sin VIH también”, concluyó Zorrilla.