Desde su estreno en 1601, Hamlet se ha convertido en una de las obras más representadas del mundo. Los personajes de esta tragedia, tanto el príncipe oscuro como el fantasma de su padre como su novia suicida, han recorrido cinco continentes y más de cuatro siglos para llegar a encontrarse con nosotros por enésima vez o, quizás para alguno la primera.
El príncipe Hamlet ha deambulado el mundo entero, ha tenido que morir y ha tenido que matar un sin número de veces, sin descanso. Su agonía ha alcanzado todos los continentes del planeta. Su piel ha sido de todos los colores. Sus labios han pronunciado incontables idiomas y dialectos. El Hamlet con el que nos encontramos nosotros no puede ser el mismo con el que se encontraron los contemporáneos de Shakespeare. Nuestro Hamlet carga con todo el dolor del que ha sido testigo; ha sobrevivido todo tipo de tragedias: guerras mundiales, el exterminio de civilizaciones, holocaustos, genocidios, dictaduras, conquistas, y ha muerto en ellas también. Su cuestionamiento “ser o no ser” ha resonado en la obra de los grandes filósofos existencialistas del sigloXX tanto como en la vida de un sin número de personas.
Con sus pies cansados, su garganta seca, su atuendo raído, y sus heridas abiertas sus personajes se pasearán delante de ojos expectantes una vez más, esta vez en el Centro de Bellas Artes en Santurce, a partir del 6 de diciembre. El mundo de este montaje es un collage de todas esas tragedias que ha sobrevivido Hamlet.
El autor es el director de la obra.