La clase de Gestión Cultural y Desarrollo Comunitario que forma parte del programa de Maestría de Administración y Gestión Cultural de la Universidad de Puerto Rico culminó su semestre organizando la actividad “Gestión cultural, música y efectos” en el jardín botánico de Rio Piedras. El invitado especial para celebrar el fin de este curso fue el saxofonista puertorriqueño Miguel Zenón.
La Capilla de las Bambúas ubicada en el la parte sur del jardín botánico fue el lugar de este encuentro -íntimo y familiar- con el músico, para llevar a cabo una conversación sobre su vida y sus experiencias artísticas.
Zenón, hombre que evoca recordar aquel aspecto y temple que distingue a un monje Zen, enfatizó que su vocación por ser músico es alimentada por sus ansias de compartir con otros. Por esta razón, se dedica a practicar de cuatro a cinco horas diarias con el fin de desarrollar su técnica y su sensibilidad. Aspecto que según el músico es la característica más importante para ser capaz de crear música con otras personas.
Entre tanto, este cuasi monje moderno, expresó que lo más difícil dentro de la gestión y la administración de su vida musical ha sido crear un balance entre la música y el resto de los componentes de su diario. Asimismo, el autodenominado workaholic indicó que se siente bendecido por trabajar haciendo lo que le apasiona: tocar el saxofón y componer música. Por lo que, confesó tener una tendencia al egoísmo. No obstante, según recordó esta característica la ha tenido que suprimir para el bienestar de su objetivo: ser parte de algo más grande que sí mismo. Además, el saxofonista mencionó que la manera en que mide su éxito es de acuerdo al nivel de expansión del círculo de artistas con los que pueda colaborar.
Por otra parte, Zenón compartió la importancia de controlar el cuerpo, saber cómo respirar y usar el diafragma, para el ejercicio físico de producir sonidos perfectos. En este sentido, no es sólo la creatividad y el talento nato lo que crea un gran artista, sino que existe la necesidad de practicar por largas horas diarias, mantener esa disciplina para sobresalir que es una parte meticulosa y hasta obsesiva, que el público usualmente no conoce de los artistas y sus obras.
El grupo de estudiantes se reunió alrededor de Zenón, quién junto a su cabeza rapada abrazada por incontables bambúes del jardín, parecería estar dando una charla sobre meditación. Allí, expresó que inicialmente le encantaba las matemáticas y esto tal vez también es una de las razones por las que ha tenido éxito en la música. Y es que, en efecto, ¿Qué es la música, no más que un sinónimo para matemática sonora?
Al mismo tiempo, se discutió el tema de la inclusión del artista latino en el ámbito musical de Estados Unidos. En este aparte, Zenon rememoró que muchas veces ha sido encasillado dentro de categorías, como el Latin Jazz, solamente por ser latino, aunque su estilo es más inclinado hacia el Jazz tradicional.
Al final, alguien del público, que resultó ser amigo de la familia del padre del artista, expresó unas bellas palabras sobre la naturaleza del talento y fluidez del saxofonista que evocaron la mirada tierna de Zenón: “Es que la música eres tú, tú eres música”