A pesar de la salida de la Marina de los Estados Unidos de la isla municipio de Culebra, los culebrenses no han podido recuperar del todo su territorio. Municiones militares sin detonar les impiden disfrutar con libertad las espectaculares áreas naturales que los rodean.
Tras la retirada de la Marina, el Cuerpo de Ingenieros de los Estados Unidos se comprometió a limpiar las áreas afectadas. Un informe realizado por esa agencia en el 2005, titulado Supplemental Archives Research Report, confirmó que existen artefactos explosivos en toda la isla de Culebra. Sin embargo, 40 años después de haberse concretado la salida de la Marina de la isla, el proceso de limpieza no se ha realizado.
El pescador culebrense Juan Soto Díaz vivió durante su niñez los estragos que provocó la Marina y ha visto el desarrollo de la isla después de la salida de esta en 1975. Relató que cuando la Marina llegó a Culebra empleó a los residentes y muchos dejaron atrás el oficio de pescadores. Los trabajos consistían en limpiar las áreas de práctica y la construcción de carreteras y muelles.
Los militares ubicaron su centro de operaciones en las áreas de alto valor ecológico de la isla. La pesca, motor principal de la economía, se vio muy afectada.
Según Soto Díaz, en Culebra se pescaba “a vuelta redonda”. En cambio, entiende que ahora la vida marina ha disminuido considerablemente. El pescador culpabilizó por ello a la Marina pues durante su estadía en Culebra “mató toneladas y toneladas de peces” y muchos otros organismos.
“Cuando una bomba de esas explotaba los pesca’os flotaban por quintales”, recordó. Añadió que la Marina restringió el área de la pesca y por eso los locales se vieron en la obligación de pescar todos los días para alcanzar la cantidad de peces que necesitaban. Esto representó una explotación de los ecosistemas marinos.
“A veces yo me pongo a pensar en tantas agencias del gobierno, como Fish and Wildlife (FWS) y Calidad Ambiental, que en aquel momento existían, agencias que podían contribuir en el paro de los tiros de la Marina en Culebra”, manifestó Soto Díaz con resentimiento.
Contó que cuando era pequeño buceaba en Playa Flamenco y había mucho vida marina allí, observaba muchas langostas, peces y pulpos. Pero, el hombre de 57 años aseguró que la presencia de la Marina destruyó ese ecosistema; mató los arrecifes de la playa y de los cayos Luis Peña y Lobos.
A pesar de que FWS es una de las agencias más presentes en Culebra, Soto Díaz señaló que “Fish and Wildlife ha contribuido con la conservación de ciertas especies, pero también se ha puesto tan a la defensiva como la Marina de Estados Unidos”. Esta preocupación la comparten muchos otros culebrenses pues la agencia federal protege los terrenos que anteriormente pertenecían a la Marina y no permite a los habitantes disfrutar libremente de las áreas naturales. Soto Díaz señaló que a la agencia le falta más comunicación con el pueblo.
Por otro lado, hay personas que piensan que el hecho de que el FWS permanezca allí tiene sus ventajas. El artista plástico, escritor y, expescador culebrense, Benjamín Pérez, señaló que gracias a que los terrenos que pertenecían a la Marina están bajo la protección de esa agencia federal, los inversionistas extranjeros no han podido adquirirlos y se han convertido en el “pulmón de Culebra”.
El rol del FWS
El biólogo de FWS, Ricardo Colón Merced, expresó que en las áreas naturales protegidas por la agencia (que comprenden el Refugio Nacional de Vida Silvestre de Culebra) existen artefactos explosivos que dejó la Marina y que por la seguridad de los ciudadanos las actividades en estos espacios se han limitado. Colón Merced aclaró que existen áreas abiertas donde el público durante el día puede tomar fotografías, observar la vida silvestre, pescar y caminar.
Asimismo, informó que FWS ha desarrollando distintos proyectos que involucran a la comunidad como el monitoreo de aves y de tortugas marinas. También, ofrece charlas y talleres de conservación. Del mismo modo, tiene un proyecto de siembra de un cactus endémico llamado Leptocereus grantianus, que está en peligro de extinción. “Estas son algunas de las cosas que nosotros hacemos para conectarnos con la comunidad y que participen de nuestras actividades”, destacó.
Fish and Wildlife no tiene información sobre cuáles son los daños que ocasionaron las explosiones a los ecosistemas del Refugio que comprenden 1,510 acres de la isla. Sin embargo, Colón Merced aseguró que este tipo de actividad perturba a los organismos.
En recuperación el Canal Luis Peña
A pesar de la larga demora en la limpieza, existen algunas áreas que están dando señales de recuperación. El teniente del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales de Culebra (DNRA), Misael Feliciano, señaló que en 1999 se designó como reserva natural al Canal de Luis Peña porque había poca vida marina. Por eso, la pesca en el área está prohibida por el DRNA. Este canal se convirtió en la primera reserva marina de Puerto Rico.
Actualmente, en la reserva hay una gran variedad de peces, pulpos, langostas, carruchos y otros organismos. “Quien lo vio antes, ahora puede comparar”, puntualizó Feliciano, quien lleva 21 años trabajando en dicha agencia.
A pesar de las buenas noticias, la lucha por conservar el lugar sigue siendo ardua. Feliciano manifestó que hay pescadores, incluso comerciales, que violan la ley y entran de noche a pescar en la reserva. No obstante, es difícil hacer cumplir la ley pues no cuenta con un biólogo que certifique las especies y es poco el personal que trabaja en las oficinas del DRNA en Culebra.