Diálogo inició el semestre pasado la publicación de una nueva sección: CONCiencia, un espacio donde se divulgarán contenidos sobre temas relacionados a las ciencias naturales. Comenzamos esta semana compartiéndoles una serie de artículos confeccionados por los alumnos de la doctora Carmen Maldonado, del Departamento de Biología de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras. Los textos, que se publicarán a partir de hoy, se enfocarán particularmente en educar y concientizar al público en general sobre asuntos vinculados a la adicción de drogas. La meta principal de esta actividad educativa fue involucrar al estudiantado en la difusión del conocimiento adquirido en el aula con el fin de alcanzar otros sectores de la población que potencialmente se beneficien de lo investigado a través de un lenguaje sencillo.
La teoría sobre las drogas de entrada describe el proceso evolutivo en el que un individuo se involucra con drogas que se consideran precursoras para el uso de otras sustancias más fuertes. Existe la creencia de que la mayoría de los usuarios de drogas como la marihuana comenzaron utilizando sustancias legales, como el alcohol y la nicotina. No obstante, la marihuana sigue siendo considerada la principal droga de entrada, según un artículo publicado en el 2013 en la revista Humboldt Journal of Social Relations.
La hipótesis que vincula al alcohol y la nicotina con el consumo inicial de drogas ilegales, se basa en resultados de varias encuestas realizadas en Estados Unidos en las cuales los usuarios contestaron que comenzaron en el mundo de las drogas con el alcohol o el cigarrillo, según reveló un artículo publicado en Acta Paediatrica en 2014.
El etanol es el ingrediente intoxicante en la cerveza, el vino y los licores fuertes. Esta sustancia funciona como un depresor del sistema nervioso central, se absorbe fácil y rápidamente por el estómago y los intestinos y pasa al torrente sanguíneo. Algunos efectos del alcohol en el cuerpo humano son: impedir la toma de decisiones, perjudicar la función cerebral y las habilidades motoras y, en mujeres embarazadas, causar deficiencias en el desarrollo fetal (condición conocida como síndrome de alcoholismo fetal).
La nicotina es un alcaloide que proviene mayormente de la planta del tabaco. Un cigarrillo contiene ocho miligramos de nicotina. El 90% de la nicotina en el humo de primera mano se absorbe por los pulmones y cruza la barrera hematoencefálica en siete segundos. La nicotina está asociada a enfermedades cardiovasculares y respiratorias como la enfisema pulmonar y el cáncer del pulmón. A pesar de esto, la nicotina se está evaluando como tratamiento en estudios pilotos para el Alzheimer.
La marihuana o cannabis, contiene un elemento químico psicoactivo predominante conocido como tetrahidrocannabinol (THC). Quemar la marihuana causa que el THC se vaporice y entre a los pulmones del fumador en pequeñas partículas. El THC se absorbe fácilmente por los pulmones y se acumula en la grasa corporal. El cannabis afecta la corteza cerebral, el hipotálamo, la amígdala y otras partes del cerebro.
Estudios realizados en los Estados Unidos entre 2012 y 2013, reseñados en la revista Journal of Addictive Diseases en el 2014, demostraron que aun cuando el uso de alcohol y cigarrillos propiciaron el uso eventual de marihuana, es ésta la que tiene mayor influencia sobre el uso eventual de opioides de prescripción en la mayoría de los jóvenes de entre 18-25 años de edad.
La marihuana médica contiene canabidiol (CBD) que al compararlo con el THC no es psicoactivo y no es intoxicante, aunque puede imitar el efecto eufórico que éste produce en las personas que lo consumen. El CBD se estudia como tratamiento viable para diferentes condiciones, incluyendo la epilepsia, esquizofrenia y el cáncer. Además, se ha probado que la marihuana se puede utilizar para manejar los síntomas secundarios del tratamiento de los pacientes de cáncer, ya que elimina las náuseas, los vómitos y aumenta el apetito.
Un estudio realizado por Elizabeth J. D’Amico, Jeremy N.V. Miles y Joan S. Tucker en 2015 (Gateway to Curiosity: Medical Marijuana Ads and Intention and Use during Middle School), reveló que entre los adolescentes ha comenzado a surgir una inclinación mayor hacia el uso del cannabis como medicina gracias a la cobertura mediática que esa droga ha estado teniendo en los últimos años. El problema de la exposición del tema de la marihuana en los medios es que aun cuando sus beneficios están siendo enumerados, sus efectos adversos no son parte del foco de la información divulgada, según se plantea la publicación Psychology of Addictive Behaviors en un artículo publicado en el 2015.
Cabe recalcar también que la marihuana como medicamento solo debe ser utilizada bajo la supervisión de un profesional de la salud. El estudio aquí mencionado se basó en la aparente correlación que existe entre el rol del alcohol en los medios de comunicación y la tendencia de los jóvenes a ingerir esta substancia. Esa correlación otorgó un resultado positivo, ilustrando que a mayor exposición a anuncios sobre el alcohol, mayor era la tendencia de los participantes a comenzar a beber o a aumentar su consumo de bebidas alcohólicas.
En los Estados Unidos existen diversos niveles de legalidad para esta droga. En 1996 se propuso el Compassionate Use Act como ley en California para permitir el uso de cannabis médico a pesar de que la marihuana no ha pasado por los chequeos normales de la Food and Drug Administration (FDA). Se convirtió en ley el 5 de noviembre de ese año. Dicha reglamentación permite que los pacientes con un permiso válido de un médico y de sus cuidadores primarios puedan poseer y cultivar marihuana para uso médico personal.
Bajo la ley del estado de California, estos pacientes pueden tener hasta ocho onzas de la hierba seca en su persona, aunque la misma tiene restricciones en cuanto a dónde se puede consumir. Esto significa que una persona que esté consumiendo la droga en un lugar que no se encuentre en la lista de los aceptados (como por ejemplo a menos de 1000 pies de distancia de una escuela) todavía puede ser encarcelada. Los pacientes también pueden tener seis plantas maduras o doce plantas inmaduras de cannabis siempre y cuando no se utilicen para fines comerciales.
Hasta ahora en el caso de Puerto Rico, todo uso de esta droga era considerado ilegal y castigable por ley. Sin embargo, el pasado 28 de enero de 2016 entró en vigor el Reglamento número 155 para el uso, posesión, cultivo, manufactura, producción, fabricación, dispensación, distribución e investigación del cannabis medicinal en la isla. Este reglamento requiere que los pacientes estén debidamente identificados con una tarjeta expedida por el Departamento de Salud para poder utilizar el cannabis médico. Se espera que para finales del 2016 los pacientes autorizados puedan comenzar a utilizar la marihuana medicinal para el tratamiento de cáncer, VIH, esclerosis múltiple, fibromialgia, Alzheimer, artritis y otras condiciones.
En los últimos años el tema de la legalización de la marihuana ha tomado mayor auge. Algunos estudios en los Estados Unidos han demostrado que la legalización del cannabis médico no lleva a una reducción significativa del uso de la heroína, pero que esta tampoco figura como un trampolín para el abuso de la heroína u otros opioides.
Drogas de Inicio by Diálogo on Scribd