La pregunta se sugiere rápidamente después de la primera lectura, un cuestionamiento obvio pero no menos divertido, como para decirte “no me ignores que no te voy a dejar”: ¿Qué o quién es Wéilsong?
Wéilsong es un breve poemario de Rubén Ramos, poeta, chef y erudito de Facebook, que viene acompañado por ilustraciones en blanco y negro de Cristian Guzmán Cardona, escritor y artista de cómics. Publicado por Atarraya Cartonera en una tirada artesanal de cincuenta ejemplares, el poemario despliega sus bellas ambiciones en tres partes entrelazadas con los paneles de dibujo del artista.
En Wéilsong, el poeta busca la nota musical común que conecta el agua, el fuego, la canción melancólica de ballena (whale/wail song) y el lector. Los poemas son mayormente evocativos del mundo natural y utilizan la imagen central del Wéilsong de distintas maneras, creando una línea de progresión hasta abarcar la totalidad de nuestro entorno. Wéilsong comienza como nombre y oda bucólica al firmamento: “Wéilsong geiser sin saberlo, / música viva, hirviendo”. Luego termina colando las creaciones y preocupaciones humanas, desde la máquina —“reloj enfermo que no ve cómo avanzar”—hasta la guerra.
Wéilsong, ambos sujeto y objeto, son juguetones y experimentales. La primera parte de la publicación es un poema concreto cuyo diseño gráfico de estrofas toma la forma de las olas del mar. La segunda parte es un conjunto de trece poemas cortos que se pueden leer de dos maneras: de izquierda a derecha o de arriba hacia abajo. La tercera y última parte logra una procesión en la que, como sabiamente nota Cristian, cancela el nombre Wéilsong para “liberar mucho la voz poética”: “variable Wéilsong, rostro sin rastro en el recuerdo, Wéilsong, a plena vista, invisible”.
El poemario parece invitar el universo a desplegarse como mapamundi abarcador y total en una pieza sincera y fugaz a la vez. Es un banquete de palabra que deviene en imagen: “ballet cargado de fragancia, / enredadera, perfume que trepa / sin dejar rastro[…] Nadie nos baila como tú / Wéilsong, vals cargado de vodevil”.
El arte de Cristian llega en intervenciones etéreas, en páginas de un sólo panel de cómic o en redes de cuatro o más paneles, siempre organizados en cuadriláteros regulares, ventanas que dan al mundo de Wéilsong. La línea de dibujo en tinta de Cristian es fina y agraciada, logrando texturas atractivas. Sus paneles tienen imágenes tan fluidas y polivalentes como las del poema. Los cuatro dibujos que preceden el texto parecen olas en altamar y en la costa, pero míralas otra vez y podrían contener en su lugar el viento que manipula la grama en el prado o la arena en las dunas de un desierto.
En una entrevista con Diálogo Digital, Rubén y Cristian ofrecieron sus lecturas personales del poemario, así como su experiencia colaborando en el proyecto. Rubén explica que para él, el primer movimiento, titulado Avistamiento, es orgánico y pinta la esencia de nuestro mundo.
Wéilsong comienza con las imágenes de la voz poética en reposo y movimiento; Wéilsong es autobiografía y ficción, es la imagen y es el autor. Su alcance se expande en ondas, en círculos concéntricos que crecen como las órbitas que se forman al lanzar un guijarro a la superficie plana de un lago.
Es ese el proyecto mayor del poemario, usar la voz natural y poética que nace del cetáceo submarino, de las más oscuras profundidades del mar, para cantarle al mundo su propia canción, la nota sostenida que corre subterránea a todo, armándola pieza por pieza en una línea de tiempo capturado en el objeto que llamamos libro.
Cuando Rubén invitó a Cristian a colaborar, le entregó una versión del escrito completo. Ninguno de los dos habla de la participación de Cristian como una que quiere llenar un vacío o terminar un incompleto. En la lectura del producto final, los paneles del dibujante revelan su lectura de los poemas, pero a la vez añaden a su riqueza. Gracias al arte del dibujo, el texto final no es tan sólo sucinto y rico en las ideas que contiene sino que también resulta en una lectura placentera y original. Rubén, con la ayuda celestial de Cristian, como en la lucha libre, logra una inmensa obra poética personal, única pero universal. En fin, ¿para eso es la poesía, no? ¿Para que todos seamos Wéilsong?
Janice Mejías colaboró en esta historia.