Entre aplausos sube al escenario del teatro Francisco Arriví el titiritero, director y productor Manuel Morán, donde lo espera el director ejecutivo del Instituto de Cultura Puertorriqueña (ICP), para poder recibirlo y dedicarle oficialmente esta edición del Festival de Teatro Internacional.
Manuel Morán, nació en San Juan, es egresado del programa de drama de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras (UPR-RP), se le reconoce como el director más joven del mundo. Además es titiritero, director, productor, fundador y director artístico de la Sociedad Educativa de las Artes, Inc. (SEA). Este titiritero, que celebra 35 años de carrera artística, expresó que “no se sentía merecedor” de esta dedicación, por lo que estaba altamente asombrado y agradecido.
Morán comentó que también forma parte del Festival con la puesta en escena de Sueño, adaptación de Norge Espinosa del Sueño de una noche de verano de William Shakespeare. Al cerrar la ceremonia, para dar paso a la puesta en escena de Histeria, Morán declaró que “la cultura puertorriqueña es nuestro mayor orgullo”.
Se apagaron las luces y comienzó la obra.
Una noche lluviosa en la Inglaterra del 1938, Sigmund Freud ya retirado de sus oficios duerme en su estudio. En medio de su sueño habla como si estuviera atendiendo a una paciente. En medio del aguacero tocan a la puerta desesperadamente. Freud se despierta. Es una joven que quiere atenderse con Freud. El psicoanalista se niega, pero luego cede. La joven entra y comienza la histeria.
Esta obra, dirigida por Ismanuel Rodríguez, cuenta la historia de Freud (Jorge Luis Ramos), quien pasa sus últimos días en su estudio bajo el cuidado del doctor Yahuda (Albert Rodríguez), este recibe dos visitas muy peculiares. La primera por parte de Jessica (Yinoelle Colón), quien se presenta como una estudiante, conocedora y fanática del trabajo de Freud y quiere estudiar uno de los casos de histeria escritos por el psicoanalista. La segunda, que está basada en una reunión real, es del pintor Salvador Dalí (Rafa Sánchez), pues quiere validar si su arte trabaja temas del subconsciente. El encuentro entre estos cuatro personajes da pie a una serie de sucesos que son verdaderamente surreales.
El elenco de esta obra ayuda mucho al disfrute de la misma. Llevan a la mesa muy buenas actuaciones, llenas de sentimiento y humor. Esta historia presenta escenas y situaciones muy alocadas, en las que los actores se desenvuelven a la perfección y hacen al público reír y luego mantenerse al borde de su asiento durante toda la obra.
La escenografía no se quedó atrás. El estudio de Freud, que es donde se desarrolla la obra, está lleno de detalles y muebles, que ayudan a ambientar y ubicar muy bien esta puesta en escena en la época en la que se desarrolla.
Es una puesta en escena que invita a pensar. Teniendo una mezcla perfecta entre la ficción y la realidad, el psicoanálisis y el surrealismo, la pieza permite al espectador preguntarse hasta qué punto llega la veracidad de lo que se presenta.
La comedia Histeria, que es una adaptación de la obra del dramaturgo británico Terry Johnson, estará presentando sus últimas funciones este fin de semana en el teatro Francisco Arriví.