Hace un corto tiempo, el Corredor Ecológico del Noreste se vio amenazado por la posibilidad de construir en él proyectos turísticos, comerciales y residencias de lujo. Este valioso lugar, localizado entre Luquillo y Fajardo, es una reserva natural protegida, entre varias razones, ya que por años ha sido lugar de anidaje para tinglares.
El tinglar es la tortuga marina más grande y antigua que existe en el planeta. Su piel es recia y flexible como el cuero. Su caparazón posee siete crestas y suele ser de color oscuro. Cada dos o tres años, en la época de verano, los tinglares hembras se acercan a las playas para anidar. En Puerto Rico, las áreas de anidaje han disminuido debido al desarrollo urbano en playas y áreas costeras, poniendo en peligro de extinción a este reptil marino.
Con el propósito de concienciar a la ciudadanía sobre la importancia de proteger el tinglar y el Corredor Ecológico del Noreste, se llevó a cabo el Festival del Tinglar en Luquillo el pasado sábado, 5 de abril.
El público presente pudo disfrutar de buena música, bailes folklóricos, actividades educativas, charlas, recorridos por el Corredor y, sobre todo, un ambiente familiar.
En el evento dijo presente el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales, la Junta de Calidad Ambiental, Sierra Club de Puerto Rico, Scuba Dogs Society, Para la Naturaleza, entre otras agencias y organizaciones ambientales que compartieron información con el público sobre sus actividades y proyectos de conservación. También participó el Capítulo Estudiantil Sociedad Ambiente Marino (CESAM) y la Sociedad Eco-Ambiental, organizaciones estudiantiles de la Universidad de Puerto Rico (UPR) en Río Piedras.
Grupos comunitarios comprometidos con la conservación del ambiente y, especialmente, con el Corredor Ecológico del Noreste, también aportaron su granito de arena ofreciendo charlas educativas. Ese es el caso del Proyecto de Líderes Ambientales Comunitarios, que busca preparar a jóvenes de escuela superior para que sean intérpretes ambientales en el Corredor.