A la luz del debate en torno a la perspectiva de género y el reciente endoso de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras a la iniciativa, Diálogo visitó, el pasado 25 de febrero, el curso de Educación y Género de la profesora Loida Martínez en la Facultad de Educación, y escuchó a los estudiantes de distintas facultades -matriculados en la clase- expresarse sobre la controversia que se ha desatado con fundamentalistas y sectores de extrema derecha por el proyecto educativo.
La clase cuenta con estudiantes de las facultades de Humanidades, Ciencias Sociales y Pedagogía -que son minoría según la profesora. La discusión, que fue amena y muy profunda, reflejó sobre todo, consenso. Los alumnos de nivel subgraduado estuvieron de acuerdo en que la perspectiva de género es un asunto que debe atenderse con premura y debe ser visto como un tema pertinente en la sociedad.
Según Shariana Ferrer Núñez, estudiante de la Facultad de Ciencias Sociales, implementar la perspectiva de género en las escuelas públicas y la universidad es una gestión importante. Sin embargo, “debe implantarse de manera transversal, pues también hacen falta análisis de clases, razas, y de otras manifestaciones de opresión”, indicó la estudiante.
Al reconocer la pertinencia de esta medida, Ferrer Núñez expuso que, “aquí (en la universidad) cuando hablamos de perspectiva de género, la visualizamos como una herramienta para combatir la violencia de género que se está dando en el país […] pensamos en la manera en que hemos sido criados y criadas, y cómo la sociedad ha establecido la relación entre personas”.
Por su parte, Víctor Torres Rodríguez, de Humanidades, en concordancia con su compañera añadió que, además de que se ha desvirtuado el proyecto al vincularlo con la educación sexual, es necesario que en los currículos también se añada un enfoque hacia este asunto y que se trabajen ambos temas desde una óptica pedagógica sensata. “Si no hay una reformulación sobre cómo vemos el cuerpo, una perspectiva de género no tendría sentido”, comentó Torres.
A la discusión, se sumó la estudiante de psicología y sociología, Michelle Cabán Ruíz, quien aseguró que el debate ha abierto un caudal interesante de discusiones entre varios grupos heterogéneos dentro y fuera de las religiones. “Vengo de un hogar machista, en el que a mi hermano no lo criaron igual que a mí […] y con un background religioso, donde se manifiesta mucho el sexismo”, mencionó. La joven añadió que hay iglesias que están coordinando actividades para explicar lo que significa la perspectiva de género, y están dispuestas a un intercambio razonable y justo.
Cabán Ruíz, también defendió la educación sexual, reconociendo que es un asunto separado de la cuestión del género, pero no totalmente aislado. “[…] Un niño no puede manejar lo que es un pene o una vagina, pero sí puede manejar muchas limitaciones, como que se le muera un abuelo o un papá, que son cosas mucho más traumáticas”, argumentó la alumna en contra de los comentarios disidentes de los fundamentalistas en relación a la niñez y la educación en cuanto al género y a la sexualidad.
A medida que se adentraban al conversatorio, los jóvenes, unísonamente, además de estar de acuerdo en promover la perspectiva de género, aclararon que la educación es progresiva y de ese mismo modo debe implantarse la medida en el Departamento de Educación. “No se le enseña pre cálculo a un niño de escuela elemental […] y así mismo debe verse el proyecto, uno que, poco a poco le brindará herramientas a los niños, dependiendo de su nivel y capacidad”, indicó Shariana Ferrer Núñez.
La estudiante reconoció que las opiniones a favor de la perspectiva de género también son diversas. “No es un grupo homogéneo que simplemente dice sí, sino que dicen sí desde la religión, por política o por cuestiones económicas”, puntualizó.
Hubo un consenso en el aula y fue que este proyecto debe ser liberador y que incite a la descolonización, a la transgresión y a hacer visible aquellos sectores oprimidos, ignorados o rechazados, así lo expresaron la estudiante Ferrer Núñez y la profesora Loida Martínez.