La Universidad de Puerto Rico en Carolina (UPRC) ofreció por primera vez en la historia del país, un curso sobre trata humana. La institución no solo estableció la clase sino que propició la participación de sus estudiantes en un nuevo proyecto de ley que busca establecer una política pública coherente respecto a este asunto aquí en la Isla.
La trata se define como el comercio de seres humanos con el propósito de esclavisarlas, ya sea explotándolas sexualmente en la postitución o en formas diversas de trabajo. Supone una explotación a cambio de un beneficio por medio de sometimiento o el engaño sin haber consentido.
Para comprender las complejidades que puede conllevar el manejo de casos de trata humana, Diálogo conversó con la profesora que creó el curso Trata Humana en la UPRC, así como con los estudiantes que participaron de la clase.
Siendo trabajadora social una de las situaciones con las que precisamente no quería trabajar era con víctimas de agresión sexual pero “ella (la trata) me buscó a mí”, indicó la profesora Karla González ante la pregunta de Diálogo sobre cómo comenzó a trabajar con este problema.
Un caso de trata humana cambió su forma de pensar. Una puertorriqueña fue reclutada en la sala de espera del Programa de Asistencia Nutricional (PAN) en Bayamón y trasladada al estado de Florida para trabajar, tras una oferta de empleo. La mujer terminó siendo prostituida junto con su hijo de cuatro años. Para poder atender este caso, según explicó, una colega puertorriqueña, Ana Rodríguez, que tiene una fundación sin fines de lucro en Estados Unidos le pidió ayuda.
En ese momento González se encontró con que en Puerto Rico no había nadie que trabajara con las víctimas de trata, solamente se estaba atendiendo el aspecto de prevención. Ante este panorama decidió comenzar a colaborar con la fundación Florida Coalition una entidad sin fines de lucro que se dedica a ayudar a las víctimas de trata. La profesora convocó a agentes de ley y orden en Puerto Rico –cuyos nombres no pueden ser mencionados– para que colaboraran con el caso. Fue así como se nació la Alianza de Puerto Rico Contra la Trata.
“Nuestro enfoque es trabajar con la prevención, con la protección, con la asistencia a las víctimas y con la colaboración para el procesamiento del tratante”, aseguró González.
Aunque la educadora universitaria lleva varios años trabajando con estas situaciones, confiesa que siempre es difícil escuchar el testimonio de una persona que ha sido violada, maltratada o flagelada. “Muchas de ellas no logran reincorporarse o reestablecerse emocional y psicológicamente. Muchas veces pasan años antes de que las víctimas puedan tener estabilidad. Es bien difícil y siempre tiene un efecto sobre uno”, admitió.
En el tiempo que lleva laborando con víctimas de trata humana, la trabajadora social confesó que lo más impactante ha sido “la incredulidad de la gente”. Según explicó, muchas personas piensan que esto no existe y que no les va a pasar. Ante la preocupación y la frustración que le provoca escuchar este tipo de comentarios, González decidió tomar acción, manejar el problema y comenzar a educar sobre este asunto.
Del salón a la acción
“La educación es primordial para atender cualquier asunto social”, reconoció González. Fue así que decidió crear el primer curso de trata humana en Puerto Rico. Bajo el Programa de Justicia Criminal, la UPR en Carolina estrenó la clase el cuatrimestre pasado. En esta no solo se aborda el aspecto teórico, sino que también se explora la investigación. La profesora de la UPR en Carolina destacó que los estudiantes tuvieron que hacer una investigación con el fin de lograr una aportación real a la solución del problema.
“Los estudiantes participaron de muchas de las iniciativas de la organización e hicieron unas aportaciones a un protocolo que se está trabajando. Participaron en la construcción y en la redacción de un cuestionario que se va a suministrar a las agencias que trabajan con la trata. A cada uno se le asignó una agencia e hicieron una investigación y recomendaciones de cómo debían trabajar esta problemática”, detalló González.
Así lo confirmaron Iris Feshold, Nicole Fonseca y Kelian Pacheco, alumnas que finalizaron el curso. “Ver que no todas las agencias federales y estatales están conscientes del problema es bien fuerte porque son los agentes que deben estar tratando con eso y no lo conocen”, expresó Feshold.
Fonseca, por su parte, describió el curso como uno dinámico. Consideró que fue gratificante saber que lo que hicieron no quedó en un archivo, sino que pudieron nutrirse y poner su granito de arena para mejorar esta situación.
Las alumnas tuvieron la oportunidad de visitar un tribunal y presenciar una sentencia por trata humana,lo que representó un acercamiento práctico y real, respecto a la teoría estudiada en el curso. “Son cosas que nos impactan”, aseguró, de otro lado, Pacheco.
Las tres jóvenes están interesadas en compartir sus conocimientos ofreciendo talleres en las escuelas del País para que las personas entiendan que cualquiera puede ser víctima de trata.
Los estudiantes también participaron en la creación de un proyecto de ley que busca crear una ley especial de trata. De acuerdo con González las aportaciones de los alumnos fueron bien significativas.
El proyecto de ley, según la educadora, es bien complejo porque significa enmendar varios instrumentos jurídicos que entraron en vigor recientemente, como el artículo 160 de la Ley Núm. 146. Este artículo (160) establece que el ejercer cualquier clase de explotación sexual, pornografía, trabajo o servicio forzado, servidumbre por deudas, matrimonio servil, adopción irregular, esclavitud o sus prácticas análogas, la servidumbre o extracción de órganos, aun con el consentimiento de la víctima, será sancionada con una pena de reclusión por un término fijo de doce años.
La idea de establecer un nuevo proyecto de ley es para que funcione paralelo a la Ley 54 o Ley de Violencia Doméstica y la Ley de Armas. Es decir, el proyecto busca subdividir las distintas modalidades de trata para un mejor entendimiento de los oficiales, fiscales y jueces en Puerto Rico. En estos momentos se encuentra bajo revisión para que pueda ser presentado próximamente, posiblemente durante el mes de mayo.
González aseguró, que por su experiencia, el sistema se enfoca en castigar al agresor pero olvida que hay una víctima y más allá de contribuir lo que hace es entorpecer el proceso, de modo que resulta imperativo contar con una política pública coherente.
El rector de la UPR en Carolina, Moisés Orengo, anhela que el curso instituido por González sea una electiva disponible para los estudiantes de todas las unidades del Sistema UPR a través del sistema “online”, donde los estudiantes no tienen que visitar el salón de clases. La idea sería continuar educando a todos los universitarios sobre este importante tema.