
¿Alguna vez ha escuchado expresiones como: “bórrame de la lista negra, “tienes el pelo malo”, “aquí hay mano negra”, o “tengo hambre africana”? Todas son frases que forman parte de la cotidianidad en el lenguaje puertorriqueño, y todas se podrían considerar racistas.
Según Isar Godreeau autora de Arrancando Mitos de Raíz: guía para una enseñanza antirracista de la herencia africana en Puerto Rico, el “racismo lingüístico” en Puerto Rico se da porque la negritud se ve como algo negativo o no deseado.
“Se asocia con algo negativo, pero también, al final es con la esclavitud… la raíz es el sistema esclavista, el sistema de colonización”, explicó refiriéndose al régimen económico-social implementado por los colonizadores españoles en el siglo 16.
Sin embargo, en un país donde se enseña que los puertorriqueños son “mezclados” del indio, el blanco español y el negro esclavo, ¿se puede ser racista?
Godreau señaló que el hecho de que haya múltiples componentes “en lo que nos constituye como pueblo”, no quita que esos elementos estén jerarquizados, pues esa composición racial puertorriqueña se da en un contexto de violencia, de colonización y de resistencia.
“Hay una mezcla, pero no todos los ingredientes se valoran de la misma manera”, afirmó.
Basta con referirse a la historia.
Silenciamiento lingüístico
Según el censo del 2010, solo un 12.4% de la población total se identificó con la raza negra, mientras que el 75.8% se reconoce como blanco. Hay que señalar que aunque hubo un alza considerable, en comparación con el censo del 2000 donde solo el 8% de la población dijo ser negra, ambos resultados destapan el verdadero problema con el racismo en general.
Para el profesor de la Universidad de Puerto Rico, Aaron Ramos, investigador del tema racial desde la perspectiva político-cultural caribeña, en el imaginario puertorriqueño, no existe la negritud pues las personas, se identifican como blancos o “mezclados”.
“Pero como hay gente negra, hay que ubicarlos en algún sitio. Todavía se habla de Loíza como si fuera este lugar donde están concentrados los negros”, afirmó.
Ramos añadió queel problema con el racismo lingüístico es que permanece escondido porque las personas no se arriesgan a llamar a alguien “negro”, públicamente, por miedo a ofenderlos. Sostuvo que el “silenciamiento lingüístico” es uno de los factores principales para que se haya filtrado el racismo a nuestro lenguaje, ya que invisibilizar el racismo “no erradica el andamiaje esclavista-colonial en nuestra sociedad”.
Según Godreau, como el puertorriqueño no se atreve hablar “del negro”, se crea la “semántica fugitiva”: un conjunto de palabras que pretenden “blanquear” la negritud; como los términos trigueño, mulato, moreno, jabao, entre otros. Estos eufemismos crean un problema lingüístico-racial adicional ya que estas palabras cuentan con una definición técnica, pero en Puerto Rico tienen una definición práctica más ambigua. La palabra trigueño, por ejemplo, proviene de “trigo”, lo que la hace más afín con el concepto de “rubio”. Sin embargo, trigueño en Puerto Rico, significa ser más claro que negro o más oscuro que blanco.
Ramos comentó que, en Puerto Rico, para describir a una persona que es evidentemente negra se utiliza la repetición del término “negro” cuantas veces sea necesario.
“Esa persona es negro-negro-negro… lo vamos repitiendo para decir que esa persona tiene un color más elevado” aseguró.
Los refranes
Desde los historiadores del proceso de colonización, al utilizar la palabra “negro” como un sinónimo de esclavo, hasta hoy en día con refranes como: “no todo lo negro es morcilla”, el hablar puertorriqueño se ha visto teñido por el racismo.
Dónde más perdura el racismo lingüístico es precisamente en los refranes. En el libro El refranero puertorriqueño, Wenceslao Díaz explica que el refrán cumple una “amplia gama de funciones que lleva a cabo en la vida diaria, tales como: socialización de niños y adultos, poder explicativo, estímulo defensa, justificación, consuelo, censura, ataque, así como funciones de reproducción ideológica”.
A continuación, algunos de los refranes recopilados por Díaz:
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La cofundadora de la Unión de Mujeres Puertorriqueñas Negras, y sicóloga comunitaria, Mariluz Franco, añadió que hablar de “lo negro” solo se permite en algunos espacios: en la bomba y la plena, en la gastronomía, en las artesanías, y así por el estilo, pero no se destacan otras contribuciones que también son importantes.
“Hace falta remirar nuestra historia, de nuestros afrodecendientes, desde una perspectiva afirmativa, y romper con esa noción de negro, africano y esclavo como si fueran lo mismo”, aseguró.