Yesenia Torres se levantó de su silla con determinación y ligereza. Sin reparos, tomó su scooter y nos dirigió hasta una pequeña oficina en el edificio de la Administración Central de la Universidad de Puerto Rico (UPR). En aquel lugar, a través de sonrisas triunfantes y un testimonio ejemplar, nos dejó claro que su diagnóstico de perlesía cerebral no es una limitación.
Torres tiene 27 años y gracias al programa de Mi primera experiencia laboral –proyecto que brinda oportunidades de empleo a estudiantes de la UPR– es parte del personal de la Oficina de Comunicación del primer centro docente del País. Entre sus labores están trabajar las relaciones públicas de la institución y ser la mano derecha de Olga Vélez, oficial de prensa de la Universidad.
Para la joven esta oportunidad ha sido significativa, pues nunca había trabajado en el campo de la comunicación aun cuando posee un bachillerato en Publicidad Comercial de la UPR en Carolina y cursa una maestría en Teoría e Investigación de la Comunicación en el Recinto de Río Piedras (UPRRP).
“Hoy en día piden experiencia en el campo laboral. Si no la tienes, no te consideran y más en mi caso particular”, dijo Torres. Por supuesto, aclaró que para ella su condición física no es una barrera para realizar sus sueños. Sin embargo, ha tenido que luchar con los prejuicios y las limitaciones que otras personas le adjudican.
La perlesía cerebral, según el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos (EE.UU.), es un grupo de desórdenes que afectan la habilidad de una persona para moverse, mantener el balance y tener una postura erguida. De acuerdo a esta organización, uno de cada 323 niños en EE.UU. la padece.
“Recibí un email de esos que le llegan a los estudiantes que están suscritos al Decanato de Asuntos Graduados (de la UPRRP) y era la convocatoria al programa”, comentó. Asimismo, reconoció que dudó antes de solicitar participación en el proyecto.
“Cada vez que me lanzo a una oportunidad así, es inevitable pensar en todas esas veces en que me han cerrado la puerta por mi condición. Pensé que este podía ser otro proceso en el que iba a tener que detenerme para educar a la gente. Para mi sorpresa, desde que me decidí por esta oportunidad hasta el momento en el que conocí al profesor Hernán Rosado –encargado de ser el enlace entre la estudiante y el escenario de trabajo– me di cuenta que todo estaba hecho para mí”, expresó.
El profesor Rosado trabaja en la Escuela de Comunicación de la UPRRP y según nos relató la joven, su experiencia previa con estudiantes de diversidad funcional fue de gran ayuda al momento de buscar un lugar ideal para que pudiese trabajar. “El profesor me puso en contacto y luego visitamos el sitio para comprobar la accesibilidad. Teníamos que ver si podía colocarme con mi silla”, mencionó.
Torres describe la experiencia en la Administración Central de la UPR como una “bien diferente”. Compartió que nunca había vivido algo así y añadió que, “nadie en el lugar me cruzó una mirada de duda, siempre me vieron capaz desde el principio. Pude confirmar que aunque antes no había tenido la oportunidad, no significa que no puedo hacerlo”.
Derrumbando muros de prejuicios
Las dudas que esta joven vivió antes de solicitar esta oportunidad de empleo no son infundadas. Aunque dejó muy claro que “no me gusta culpar a nadie”, su experiencia previa buscando trabajo estuvo plagada de personas que no creyeron en su potencial. En un flashback, nos compartió una de esas ocasiones en las que tuvo que ser fuerte y lidiar con las miradas escépticas de otro.
“Yo estudiaba en la UPR en Carolina, cerca de allí había un Wonderpark. Un día pasé por el lugar y vi un letrero que decía que estaban buscando empleados. Como estaba bien cerca de mi universidad, pensé que era perfecto”.
Torres llevó su resume y la llamaron para entrevistarla. Al llegar, no obstante, la persona que le atendió no la dejó hablar, y se limitó a mencionar que no sabía porque la joven estaba allí dado a que no tenía ninguna plaza para ubicarla.
“Recuerdo que fue antes de un receso de Semana Santa. Me dijo que se iba para su casa, que se acostaría y hablaría con su almohada y con Dios para ver si le daba luz y encontraba un sitio dónde ubicarme. Me dijo que si eso surgía ella me llamaba. Quizás era cierto, a lo mejor no tenía un trabajo para mí. Pero pienso que hay formas de decir las cosas”, relató.
Torres reconoció que “son de esas cosas que te marcan por siempre”. Sin embargo, detalló que es consciente de sí misma y que nunca ha visto su diagnóstico como una limitación, aunque los prejuicios de otras personas y la falta de apoyo del Estado le quitaron muchas oportunidades.
Entre las luchas que ha librado esta joven, está su deseo de ser una persona independiente. Torres recuerda los diez años que tuvo que esperar para que el programa de Rehabilitación Vocacional le proveyera clases de conducir y así sacar su licencia.
También, los cuatro años que tardó el mismo programa para entregarle una scooter que simplificaría su movilidad durante sus años académicos. Además, tampoco puede hacerse de la vista larga al pensar en todas esas veces que le ha tocado desplazarse por Río Piedras y no deja de encontrarse barreras arquitectónicas, aceras con las rampas obstruidas o gente estacionada en los espacios designados para personas con diversidad funcional. Torres acepta que “no ha sido fácil, pero con mi persistencia logré muchas cosas”.
Su futuro, aunque no lo ve muy claro, está en el campo de la comunicación. Tiene el deseo de educar, así que se embarcará en el proceso de producir documentales con este propósito. Asimismo, pretende ser un ejemplo para aquellos que también han sido discriminados por ser diferentes. La joven destacó que todavía “hay mucho por hacer en Puerto Rico”. Con esto en mente, decidió dejarle un mensaje a la comunidad y nuestros lectores.
“Puede que nos sintamos desesperanzados con todo lo que ocurre en este País. Cerramos las puertas y no nos atrevemos a reinventarnos y sacarle provecho a lo que somos. Sea rodando, arrastrándote, de la manera en que te puedas mover o desplazarte siempre será valida y eso es lo de menos. Lo importante es llegar y creer primero en ti”, sostuvo.