Nota de la editora: El Recinto de Ciencias Médicas (RCM) participó de la Asamblea Nacional Estudiantil (ANE) el 5 de abril en el coliseo Roberto Clemente en San Juan. Sin embargo –y al igual que el Recinto Universitario de Mayagüez (RUM)– no contó con el mínimo de 10% de la matrícula estudiantil de esa unidad como requería el cónclave, por lo que los acuerdos de la ANE no eran vinculantes.
Estos dos campus realizaron asambleas extraordinarias para ratificar, entre otros acuerdos, la huelga indefinida. El RUM votó a favor de la huelga indefinida. El RCM votó a favor de un paro de 72 horas. Aquí un relato de lo ocurrido.
Dos días después de la Asamblea Estudiantil Nacional, el anfiteatro Jaime Benítez del Recinto de Ciencias Médicas de la UPR estaba repleto a capacidad, junto con los anfiteatros de la Escuela de Medicina y varios salones en los edificios de las demás escuelas a través del campus.
Me tocó en uno de los salones donde estaban transmitiendo los trabajos parlamentarios que sucedían en el Jaime Benítez. “Aquí no hay nadie de salud pública. Todos son de dental o medicina. Esto va a estar interesante”, pensé.
Tenía idea de lo que iba a suceder, pero no me esperaba la manera cómo los eventos transcurrirían en las siguientes horas.
Mientras pasaban los minutos, me quedé observando al estudiantado con el que compartía el salón: la mayoría estaba con laptop o papel y marcador en mano, cabizbajos.
“Pero, ¿cómo van a enterarse sobre lo discutido si no están prestando atención? Bueno, mejor no les digo nada”, sopesé.
Pasaron minutos que me parecieron horas, y se escuchó la frase más anticipada de la noche: “moción de huelga indefinida”. Como era de anticiparse, la moción no pasó. Una vez la moción de huelga indefinida –por la que se decidieron nueve de las once unidades de la UPR– fue rechazada por mayoría, rápido vino a la mesa la primera moción de cierre de la noche.
Friendo y comiendo, como diría mi madre. La moción –la primera de tres– no pasó. Varios estudiantes se pararon y no volvieron más. Si no va a haber huelga en recinto, ¿ahora qué?
“Moción de paro de 24 horas. Aquellos a favor, alcen su mano”. Miro a mi alrededor. Solamente mi mano y dos más en el aire. “Aquellos en contra, alcen su mano ahora”. Casi todas las manos del salón se alzaron.
“Lo de la huelga era de esperarse, ¿pero tampoco quieren paro? ¿En dónde estoy?”, me digo.
Por los que se fueron, pude entrar al anfiteatro Jaime Benítez justo en medio de una moción de previa para votar sobre un paro de 72 horas, que se aprobó.
Otra vez, una moción de cierre –la segunda–. Intento fallido.
Con el paso de las horas siguieron los turnos a favor y en contra. Otra vez se presentó una moción de huelga, esta vez sin lo “indefinido” y con voto secreto. Siguió el debate, uno que deja en entredicho esa consigna de 11 recintos, 1 UPR.
“Estamos conscientes de la lucha de los otros recintos y el porqué de la huelga. Sin embargo, nosotros somos Ciencias Médicas, y somos diferentes a los otros recintos ‘por naturaleza’”, justificó el estudiante de medicina A.
“Podemos hacer marchas pacíficas en las que participen otros recintos… pero tenemos que ser selectivos en quiénes vamos a invitar”, sugirió el estudiante de medicina B.
“Hay otras maneras más inteligentes de luchar que no es la huelga. Nosotros tomamos unos exámenes en verano que una huelga interrumpiría”, dijo –de nuevo– el estudiante de medicina A.
“En estos momentos, en lo que más puedo contribuir al país es estudiando”, sumó el estudiante de medicina C.
Se recogieron los votos en papel. La moción de huelga no pasó.
Quedó en pie, pues, el paro de 72 horas.
Tercera –y última– moción de cierre. Y a la tercera la vencida.
Finalizó la noche y las panteras decidieron no entrar en batalla. Con “maneras más inteligentes de luchar”, pero sin propuestas. Con un paro de 72 horas, pero sin huelga. Con más preguntas que respuestas. Sin cifras ni números sobre cómo el recorte de $450 millones nos van a afectar a los que actualmente estudiamos, y a las generaciones futuras. Quizás un examen en verano vale más.