“El tiempo apremia”. Esa es quizás la mejor cita que se ha encontrado con respecto al vía crucis del Comité Olímpico de Puerto Rico (COPUR) para traer a la delegación cubana que participará en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Mayagüez 2010. Lo más curioso es que la cita no sale de la boca de ningún funcionario del COPUR, del Comité Organizador de los Juegos, o de algún otro de los favoritos de las cámaras, como Henry Neumann, no. La cita viene directamente del Comité Olímpico Cubano (COC), según lo publicara el periódico Granma el pasado viernes. Según el COC, a menos de cinco meses de que arranque la justa regional más antigua del mundo, ni el COPUR, ni los organizadores de Mayagüez 2010, ni el Departamento de Recreación y Deportes (DRD) que dirige Neumann han podido asegurarles el mismo trato que le darán al resto de las delegaciones con respecto al visado y a otros aspectos de seguridad. “Han sido numerosos y fluidos los contactos sostenidos con las autoridades deportivas de Puerto Rico, en las que reconocemos un sincero y decidido interés por asegurar la presencia de la Delegación Cubana en la cita, pactada del 17 de julio al primero de agosto en la ciudad de Mayagüez”, comienza el comunicado publicado por el Granma. “Hemos sido informados de manera sistemática sobre las gestiones realizadas por los directivos puertorriqueños, incluidas las de una reciente visita a Washington, capital de los Estados Unidos, de los máximos responsables del Comité Olímpico de Puerto Rico y el Comité Organizador Mayagüez 2010, y el alcalde de esa urbe. En cada uno de esos encuentros, intercambios de mensajes o conversaciones telefónicas, Cuba ha puesto en claro su irrevocable posición de condicionar su asistencia al hecho de recibir un trato similar al que será dispensado a las restantes naciones asistentes, en apego a los compromisos contraídos por la sede”, continúa las declaraciones del COC, presuntamente hechas por su presidente José Ramón Fernández. Según el COC, los directivos de Mayagüez 2010 le notificaron sobre una comunicación escrita del Departamento de Estado al Comité Organizador donde “se plasma el compromiso del gobierno estadounidense de tratar a la delegación cubana de manera justa y de atender con premura cualquier preocupación que pueda tener el gobierno cubano”. Indica también la referida misiva que “se designó una persona en el Departamento de Estado federal que servirá de enlace entre esta dependencia y el Comité Organizador Mayagüez 2010 en todo asunto relacionado al proceso de solicitud de visado”. La visita también generó cartas de congresistas de origen puertorriqueño a la Secretaria de Estado “solicitando una expresión formal de solidaridad con los Juegos y donde se establezca la intención del gobierno de los Estados Unidos de tratar a todas las delegaciones en igualdad de condiciones”. En la comunicación se mencionan además un grupo de acciones organizacionales que se disponen a implementar por los puertorriqueños. Pero en el fondo, en los ojos de COC esto parece a ser un mero ‘chijí-chijá’, pues los cubanos aún sienten que no tienen la seguridad de que todo correrá por el libro. Quizás las experiencias del pasado con Puerto Rico les hacen preocuparse, más cuando los Juegos ya están a la vuelta de la esquina. Aunque no tuvieron problemas para asistir a los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Ponce ’93, un total de 43 atletas desertaron en esa ocasión, entre ellos los baloncelistas Lázaro Borrel y Andrés Guibert, quienes llegaron a la NBA. En los Juegos Panamericanos de 1979, celebrados en San Juan, el tenista Osvaldo Cruz, entre otros laureados atletas, dejó su delegación y solicitó asilo político. Mientras tanto, en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de 1968, en San Juan, a los cubanos no se les permitía pernoctar en territorio estadounidense y el barco que albergaba su delegación, el Cerro Pelado, permaneció en mar afuera, siendo transportados los competidores en botes particulares para poder participar de las actividades deportivas en tierra. Asimismo, a mediados de la década pasada, la selección de béisbol cubana tuvo también problemas para participar en un torneo en Puerto Rico, cancelando su actuación. Previo al primer Clásico Mundial de Béisbol auspiciado por la Major League Baseball, en 2006, la Federación de Béisbol de Puerto Rico amenazó con retirar la sede del Estadio Hiram Bithorn si los federales no dejaban entrar a Cuba. Y tan reciente como en septiembre pasado, el voleibolista Leonardo Leyva, desertó, dejando ‘pullúa’ a la selección cubana que participaba en un torneo internacional en Borinquen. Es por esto y más la cautela del COC y de Raúl y de Fidel Castro en enviar atletas a la Sultana del Oeste. “Aunque reconoce la valía de esos esfuerzos, el Comité Olímpico Cubano tiene el deber de informar que ninguno de esos pasos responden puntualmente a las justas condiciones planteadas por nuestro país al Comité Olímpico Puertorriqueño y al Comité Organizador de los Juegos, algo que de acuerdo con el estatus puertorriqueño de Estado Libre Asociado (ELA) solo podrá garantizar el gobierno de los Estados Unidos”, manifiesta el comunicado publicado en Granma. “¿Cuáles son esos requerimientos? Visado a toda su delegación sin excepción, permiso de aterrizaje en un aeropuerto apropiado del territorio puertorriqueño y la seguridad de que no serán confiscados los aviones ‘charter’ utilizados, así como garantías para la entrada y salida de los implementos y demás equipamiento necesario para la lid”, puntualiza el COC. “Que las condiciones de alojamiento, transportación interna y otras facilidades sean las mismas que las asignadas al resto de las delegaciones, y se permita el acceso de la prensa y otros integrantes del grupo de apoyo también existente en las otras embajadas atléticas. Y muy especialmente que se implanten las condiciones de seguridad y tranquilidad, evitando presiones y provocaciones continuas montadas durante la transportación de un lugar a otro, en los escenarios de alojamiento, entrenamiento o competencia y los medios de comunicación masiva. Estos justos reclamos también fueron trasladados al Departamento de Estado del gobierno norteamericano por el jefe de la Sección de Intereses de Cuba en Washington”, apuntó. El sumiso niño llamado ELA salió otra vez de su cuarto a pedirle permiso a Papi Federico para que lo dejara jugar con su amiguito cubano. Pero Papi Federico parece estar ignorando cualquier reclamo, aunque viendo las tácticas que hasta ahora ha utilizado Barack Obama en su política internacional no sorprendería que haga una proclama al respecto pronto cosa de volver a quedar como héroe universal. Eso sí, parece que el COC quiere que se le asegure hasta el más mínimo detalle. ¿Alguien recuerda cuando Cuba no fue los Juegos Centroamericanos y del Caribe de El Salvador 2002 debido a problemas con el gobierno salvadoreño, al que acusaban de conspirar en su contra junto a Estados Unidos? ¿Y qué de su aliado número uno, Venezuela, cuyo presidente Hugo Chávez ha dicho que en San Juan se han reunido para planear su asesinato? Por si acaso, ¿alguien recuerda los arrogantes y creativos comentarios del senador de descendencia cubana Roberto Arango sobre las supuestas ayudas de Venezuela al sector independentista boricua? ¿Alguien cree que estas cosas hacen sentir segura a la delegación cubana? “Solo cuando dispongamos de respuestas concretas al respecto podremos decidir sobre la participación cubana. El tiempo apremia”, finaliza diciendo el COC. A todas estas, el Departamento de Estado federal sigue haciéndose de rogar. Al reloj de arena, mientras tanto, apenas le quedan granos. ¿Cómo podrá volar aquel pájaro sin una de sus alas?