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Apenas el mundo del fútbol se sobreponía y se congratulaba por la notable recuperación de Fernando Cáceres, ex futbolista de River Plate, Boca Juniors y la selección argentina –además de un puñado de clubes españoles- cuando en Ciudad de México el artillero paraguayo Salvador Cabañas yacía en un hospital, debatiéndose entre la vida y la muerte. De a poco, las historias de los futbolistas se fueron uniendo y el desenlace del encuentro está por conocerse. Algo tétrico empalmó la historia de los jugadores desde un principio: tanto a Cáceres como a Cabañas les habían disparado en la cabeza, y ambos habían sobrevivido a la agresión. El 1 de noviembre del 2009, un grupo de jovencitos asaltaron a Cáceres en la periferia de Buenos Aires, y trataron de despojarlo del vehículo en el que viajaba. En el intento de hurto, los menores dispararon al rostro de Cáceres, causándole la pérdida de un ojo y poniendo su vida en peligro. Tres meses después, el defensor argentino habla y camina –aunque de forma limitada, todavía- en franca recuperación. Los médicos de la clínica bonaerense Fleni no pueden explicar la rápida rehabilitación de Cáceres, y todos se muestran “sorprendidos”. El contexto de la agresión a Salvador Cabañas es un poco más complicado. A nueve días del siniestro todavía se desconocen los motivos. Claro, se especula de todo, pero realmente no se sabe qué motivó al agresor a disparar a quemarropa a la cabeza del paraguayo. Lo único cierto es que al igual que Cáceres, Cabañas está teniendo una recuperación impresionante, tanto por la rapidez como por los progresos. Decir que el paraguayo está fuera de peligro sería ser irresponsable. Los mismos médicos mexicanos que atienden al artillero guaraní han sido cautos, asegurando que “todavía pueden suceder muchas cosas”; pese a que Salvador ya está conciente, habla, se le alimenta vía oral -y ya no por sonda- y tiene movilidad en una extremidad. Pero también son esos médicos los que han asegurado que el “caso es sorprendente”, pues para empezar “a nivel mundial el 80% de las personas que sufren impactos de bala en la cabeza pierden la vida”. Y luego están los “avances significativos” que Cabañas ha mostrado en las últimas horas. Una carta de esperanza Surge un nuevo vínculo entre las dos historias: Cáceres hace pública una carta que le dedica a Salvador Cabañas. “Te pido que luches con todas tus fuerzas: se puede y existen los milagros”, dice en su inicio la misiva que el argentino le escribe al paraguayo. En la carta, que fue publicada por el diario argentino Olé, Fernando le dice a Salvador “sé muy bien por lo que estás pasando. Algo similar me sucedió a mi. Sin embargo, a 86 días de ese horrible accidente, te escribo desde la clínica Fleni en donde gracias a Dios me estoy rehabilitando”. “Lo vas a conseguir: lucha, lucha y no bajes los brazos”, concluye Cáceres. El sueño de Cáceres es ser entrenador de fútbol. Cabañas tiene una cita –que se mira imposible- este verano en Sudáfrica, en la Copa del Mundo. Cáceres tiene todavía alojada la bala en su cabeza, y el caso de Cabañas luce similar. Sin importar lo que suceda, esta historia me obliga a soñar ya con el encuentro, el abrazo y las palabras, que algún día compartirán Cáceres y Cabañas.