¿Quién hubiese imaginado que el camino de la antorcha de los Juegos Centroamericanos y del Caribe hacia Mayagüez sería todo un drama, y que la edición número 21 de la justa regional más antigua del mundo sería una de las más emocionantes de la historia? Primero, está el peliculón que protagonizan las autoridades cubanas y los federales estadounidenses con respecto a si la delegación más poderosa de la región viene o no. Se esperaba que en febrero finalmente se conociera si Cuba vendría, pero aún no han tomado una decisión y todo apunta a que los esfuerzos del presidente del Comité Olímpico de Puerto Rico (COPUR), David Bernier, se quedarían cortos. Entonces está Haití. La primera república americana nunca ha sido una favorita del señor destino. Mucho antes de aquel fatídico día de enero en el que la tierra pareció chuparse a Puerto Príncipe, el pueblo haitiano, siempre valeroso y dispuesto, se encontraba en la miseria. El terrible sismo de mediados de enero sirvió para acentuar su situación, afectando todos los renglones de la vida en Haití. El deporte no fue la excepción. Es difícil decir a ciencia cierta cuántos miembros perdió la delegación de Haití que viene para los Juegos, pero se estima que poco más del 20 por ciento, entre atletas, federativos y demás personal, fallecieron o resultaron incapacitados. Según un informe de Prensa Asociada, al menos 30 miembros de la Federación Haitiana de Fútbol, incluyendo un número aún por determinarse de jugadores, murieron en el terremoto. El presidente federativo, Yves Jean Bart, sobrevivió, pero varios jugadores de la selección nacional, al igual que árbitros, técnicos, oficiales médicos y administradores, no corrieron la misma suerte, según un informe de la Caribbean Football Union (CFU). A finales de enero, el presidente del Comité Olímpico Dominicano, Luis Mejía, indicó a la prensa internacional que su contraparte del Comité Olímpico Haitiano, Jean Edward Baker, le dijo que entre los atletas olímpicos muertos figuraban dos competidores de taekwondo azotados cuando el edificio en el que entrenaban colapsó, dos boxeadores y tres judocas. Las donaciones y las ayudas de parte de la familia deportiva universal comenzaron a fluir de manera inmediata. Entre los primeros donativos estuvo uno de $850 mil de parte de la FIFA, organismo que rige el fútbol a nivel mundial. En Estados Unidos, los atletas de descendencia haitiana también se estremecieron. Jugadores de fútbol americano como Jonathan Vilma, linebacker de los Saints de Nueva Orleans, y Pierre Garcon, de los Colts de Indianápolis, hicieron cuantiosas donaciones y trámites para encontrar a familiares desaparecidos. También lo hicieron el centro de los 76ers de Filadelfia de la NBA, Samuel Dalembert, y el jugador de la selección de balompié de los Estados Unidos, Jozy Altidore. Otro acaudalado atleta profesional, André Berto, un invicto boxeador peso welter que creció en Florida pero representó a Haití en las Olimpiadas de Sidney 2004, confirmó que tanto su hermana como su sobrina estaban bien, aunque su casa fue destruida. Berto, quien se suponía que peleara con Shane Mosley el pasado 30 de enero, canceló el combate para enfocarse en ayudar a sus familiares y compatriotas afectados por el desastre. Por otro lado, el judoca Adler Volmar, nacido en Miami pero criado en Haití, se convirtió en una de las voces deportivas más elocuentes a favor del pueblo haitiano. Con doble ciudadanía, Volmar fue el abanderado de los haitianos en los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996 y formó parte del equipo nacional estadounidense en Beijing 2008. Actualmente, funge como entrenador personal en el sur de la Florida, donde levanta fondos para las víctimas del terremoto. A finales de enero, descubrió que su tía abuela había fallecido dentro de un hospital que colapsó. Durante esos días Volmar se pasaba en el teléfono todo el día, todos los días, averiguando sobre sus familiares. “Estoy viendo (por televisión) la tristeza de mi pueblo y los escombros en las calles por donde yo caminaba. Haití es el lugar que me hizo lo que soy hoy. A pesar de nuestro sufrimiento, los haitianos tenemos mucha dignidad. La gente se preocupa de sus problemas en este lado del mundo pero no se comparan con los problemas que hay en Haití”, expresó Volmar en una conmovedora entrevista con el Miami Herald. Parte del dolor que sienten los deportistas haitianos, dentro y fuera de su patria, tiene que ver con el cantazo que el terremoto le dio al desarrollo deportivo de esta nación. Lo que pasa es que ahí en ese pedazo de Caribe, entre tanta historia de pobreza y miseria, hay una gran tradición deportiva. Como delegación, la primera aparición oficial de Haití en unos Juegos Olímpicos fue en 1924, en París. Sin embargo, el esgrimista de nacionalidad haitiana León Thiércelin aparece como competidor en sencillos en florete y en espada en los Juegos Olímpicos de 1900, también en París. Haití tiene dos medallas olímpicas: un bronce logrado en tiro por Ludovic Augustin, en la modalidad de rifle libre, en París 1924, y una medalla de plata en salto a lo largo ganada por Silvio Cator en Amsterdam 1928. Desde ese entonces, Haití nunca más ha ganado medalla olímpica; sin embargo, en la región centroamericana y caribeña se han convertido en una mini potencia tanto en balompié como en judo. El tema de Haití es uno imperante para el éxito de Mayagüez 2010. Durante una conversación reciente con Diálogo, Bernier indicó que Puerto Rico está dispuesto a albergar a varios atletas haitianos durante sus entrenamientos finales con miras a los Juegos. Según indicó, “nuestra solidaridad ha estado desde el principio. Las instalaciones del Albergue Olímpico de Salinas están disponibles desde que sea necesario para ellos”. Bernier manifestó que ha habido múltiples conversaciones con el Comité Olímpico Haitiano para determinar los pasos a seguir por la delegación. México y República Dominicana también les han ofrecido a los haitianos sus centros de entrenamiento de alto rendimiento libre de costo. El presidente de la Organización Deportiva Centroamericana y del Caribe (ODECABE), el puertorriqueño Héctor Cardona, informó que se nombró una comisión para la preparación de Haití en México, República Dominicana y Puerto Rico. Y por los costos para participar en Mayagüez 2010 que ni se preocupen. La ODECABE eximió de pago alguno por participación a la delegación haitiana. La ODECABE también propuso que los comités olímpicos de los demás países participantes de los Juegos Centroamericanos paguen un dólar adicional del dinero usado para los gastos diarios de alimentación y hospedaje, $29 en lugar de $28 por persona, para ayudar a cubrir los gastos de los atletas y técnicos haitianos. Contra viento y marea, Haití dirá presente y no hay duda de que será la Cenicienta de estos juegos. Así que vaya buscando desde ahora en el itinerario los deportes en los que podría competir algún atleta haitiano. Le recomendamos las disciplinas de atletismo, judo, boxeo y, claro está, fútbol. Diga presente. Podría ser testigo de uno de los momentos más emotivos de la historia del deporte mundial. Para ver la edición impresa de Diálogo de febrero haga clic aquí.