
La ruta no es fácil, pero el deseo de sentirse integrado a la naturaleza es más fuerte. Los pedales están apretados, aun así no hay nada que pueda detener el espíritu de la competencia de este ciclista… mucho menos después de habérsela jugado fría para encontrar la ruta, pues no hay rótulo alguno que la especifique. Sólo la necesidad de adrenalina lo guía. “Correr por el Corredor Ecológico del Noreste (CEN) es un verdadero reto”, le comenta a Diálogo el joven atleta, a quien llamaremos José, pues no quiso ser identificado. “Al montarme en mi bicicleta y explorar las distintas rutas me siento como si fuera otra especie en peligro de extinción. El contacto con la naturaleza es inminente en esta travesía. Quisiera que se destinara un espacio para que nos pudiéramos recrear sin problemas. El ecoturismo se beneficiaría demasiado y también el pueblo… después de todo, Puerto Rico es de los puertorriqueños”, explica José, quien cuenta con más de cuatro años en el deporte del mountain bike, y quien considera que el CEN es uno de los paisajes más espectaculares en los que se puede practicar tal deporte. Ése es el sentir de muchos atletas extremos que ven el CEN como uno de los puntos más increíbles para practicar deportes. Día a día son más los ciclistas, surfers, nadadores, corredores, acampadores y público en general que se benefician del potencial recreativo que tiene el CEN. Después de todo, el valor recreativo de esta área es parte fundamental de la campaña que desde hace años realiza la Coalición Pro CEN para asegurar que este pedazo de tierra, mangle y mar sea protegido por las autoridades pertinentes. “La Reserva Natural Corredor Ecológico del Noreste es un área de extraordinario valor natural y escénico en Puerto Rico y el Caribe, reconocida así desde el año 1978 por el gobierno estatal y federal y por diversas organizaciones conservacionistas locales e internacionales”, explica el Sierra Club en su declaración de defensa del CEN, el cual se ve amenazado por políticos y empresarios que ven esta área como una lista para ser explotada para el desarrollo sin comprender su necesidad ecológica y Your browser may not support display of this image. recreacional. Como indica el Sierra Club, esta reserva natural está localizada en la franja costera al norte de la PR-3 entre los condominios de Sandy Hills en Luquillo y el balneario de Seven Seas en Fajardo. La reserva consiste de aproximadamente 3,000 cuerdas de terrenos que incluyen las playas San Miguel, La Selva, Las Paulinas, El Convento y Colorá. Alberga diversos ecosistemas naturales, tales como bosques costeros, humedales, manglares, arrecifes de coral, praderas de yerbas marinas, una laguna bioluminiscente y millas de playas vírgenes, que sirven de hábitat a más de 50 especies raras, críticas, amenazadas o en peligro de extinción, y hasta únicas de Puerto Rico. Además las playas del Corredor son consideradas unas de las más importantes en los Estados Unidos para el anidaje del tinglar, concluye el Sierra Club. Es indudable. El área del CEN es única en todo el Caribe y hasta en el planeta, tanto por su valía ecológica como por su potencial de turismo sostenible. Países como Costa Rica, Panamá, Nicaragua y Honduras mantienen una respetable tradición de turismo ecológico y de aventura que anualmente deja millones de dólares a sus países. En Puerto Rico, esta tendencia de turismo ecológico, sostenible y de aventura sigue en aumento, siendo la compañía ACAMPA-PR la líder en estos menesteres. El fundador de ACAMPA-PR, Raymond Sepúlveda, dijo que, aunque por paradigmas legales y de logística aún no realizan aventuras en el CEN, el lugar cuenta con todo lo idóneo para convertirse en un punto excelente para el turismo sostenible, ecológico y de aventura, algo que podría ayudar a la Isla a posicionarse entre los mejores puntos turísticos del mundo. “Por ejemplo, recién acabo de llegar de una convención sobre el turismo de aventura y el turismo ecológico y me atrevo a decir que Puerto Rico está ‘pegao’ a nivel mundial. Países con una alta cultura en este campo, como Costa Rica, México, Nicaragua y Panamá han tenido una baja de 40 por ciento en sus ingresos, y según los números de ACAMPA, Puerto Rico ha reflejado un aumento de 39 por ciento, algo que no se esperaba con la economía como está”, explicó Sepúlveda, pionero de este tipo de turismo en Puerto Rico y el Caribe y cuyos servicios se pueden encontrar en la página www.acampapr.com. En cuanto a la industria de turismo ecológico, sostenible y de aventura, Sepúlveda opina que la lucha para proteger el CEN “es una llave para abrir una puerta que no muchos países en el mundo tienen”, y que, mediante efecto de dominó, el ecoturismo en estos terrenos del noreste de Puerto Rico beneficiaría sobre todo a la economía de las comunidades aledañas al área. “Pero tiene que haber una buena planificación y creo que la hay, pero no podemos perder de perspectiva que también puede suceder que se le dé algo a una sola empresa o a unos pocos en específico y que nadie más pueda entrar a disfrutar de todo esto… hay que pensar en el pueblo primero”, manifestó Sepúlveda. “Creo que habría que hacer un plan de manejo ecoturístico del área, con estudios de impacto para ver hasta dónde podemos llegar. Habría que regular las áreas, porque hay sitios específicos para las bicicletas, está el surfing, está la observación de aves, entre otras cosas”, agregó el veterano guía turístico, quien anteriormente laborara como guía voluntario en El Yunque, y a quien le preocupa bastante la necesidad de que este tipo de turismo vaya de la mano de la comunidad. “Hasta ahora, lo que nosotros hemos hecho es trabajar en fincas privadas en conjunto con la comunidad y la comunidad se beneficia. Parte de lo que cobramos se queda en la comunidad, hay empleos directos, indirectos, dinero que se recauda con respecto a los permisos, al mantenimiento de las carreteras, a los gastos de comida. Una aventura no es ir al bosque y gozar, es ir y dejar algo por el uso de esos recursos naturales. Ahí es cuando se hace un balance entre la comunidad y el proyecto ecoturístico. Algunos que no entienden; creen que es ir a correr bicicleta, a hacer rapelling, a mirar pájaros o a surfear y ya, pero hay que tener un turismo sostenible con la comunidad, pues todos nos beneficiamos con eso, eso sería lo idea”, expresó, recordando que un plan de ecoturismo en el CEN debería ir de la mano con una intención de preservación y conservación del área, en la cual las aventuras causen un impacto mínimo al área. “Es una lucha muy importante y una victoria sería inminente en el desarrollo del turismo del País”, puntualizó. EL CEN también podría ser considerado como un escenario para realizar distintas competencias deportivas de altura. Es harto conocido el valor de la playa de La Selva para el surfing de alto rendimiento, al igual que otras playas como El Convento y Las Paulinas, donde se podría realiza ‘snorkeling’ y buceo de alto nivel. Sin embargo, el deporte del ciclismo extremo es uno que podría ser desarrollado de forma sencilla y sin atentar contra el ambiente, según nos explicó la experimentada ciclista María Elena Vargas, miembro del colectivo de ciclistas conocido como Las Iguanas del Corredor. “Para poder hacer ciclismo de monte nos dirigimos al CEN ya que es un lugar donde nos podemos desligar del cemento y reconectarnos a la naturaleza disfrutando de sus costas, ríos, desembocaduras de ríos, árboles, fauna, manglares, vistas panorámicas. En fin, es un área que provee una diversión y relajación en el monte a la misma vez que nos ejercitamos”, señaló la joven ciclista. Al ser inquirida sobre cómo ve la posibilidad de que el CEN albergue una ruta de altura en cuanto a la competición del ciclismo de monte se refiere, Vargas indicó que “es algo que se puede evaluar, (incluso) visualizo un Tour de France. Sería increíble, pero al menos nuestro interés ha sido enfocado en practicar el ecociclismo de montaña. He tenido la dicha de viajar a otros países a correr como en Whistler en British Columbia y pude notar una integración del pueblo con la naturaleza. Entiendo que la clave es involucrar a nuestros niños con la naturaleza y pasarlo de generación en generación”. Incluso, el CEN podría proveer un escenario idóneo para una competencia de calibre mundial. Al comparar a Puerto Rico con Whistler, British Columbia, Vargas acentuó que esta localidad, que al cierre de esta edición formaba parte de las sedes de las Olimpiadas de Invierno, ha sabido manejar sus escenarios naturales para ofrecer una alternativa competitiva en el mountain biking sin perjudicar sus increíbles virtudes ecológicas. “Otros países lo están haciendo, ¿por qué no nosotros?”, manifestó. “Whistler, durante el invierno, es un destino turístico para deportes en nieve. Pero ellos no se limitan al invierno así que durante el verano se diversifican con el ciclismo de monte y el ciclismo de cuesta abajo (downhill). El turismo fluye no importa la temporada. Al igual que Park City y Moab, ambos en Utah, son destinos turísticos enfocados al deporte del ciclismo en armonía con la naturaleza”, destacó. Lo bueno del CEN, en cuanto al ciclismo de monte se refiere, es que ya tiene las rutas más o menos delineadas, lo que faltaría sería marcar las distancias. Por ejemplo, Vargas explicó que existe “una ruta para principiantes, plana, con vistas panorámicas y cruce de riachuelos. Esta ruta comienza con una recta plana que te lleva a la costa donde se cruza una desembocadura del río, luego pasas por un pedazo de mangle y caminos angostos por el bosque para luego llegar a lo que se conoce como La Casa de los Pescadores a tomarnos un descanso”. La ruta que catalogó como intermedia y avanzada es “con cuestas empinadas y bajadas rápidas. Esta ruta requiere una buena condición física para poder subir alrededor de cuatro cuestas largas y empinadas, un excelente reto para aquellos que quieren probar sus límites. Esta ruta se encuentra con la ruta de principiantes para partir hacia unos caminos angostos por el bosque y luego a La Casa de los Pescadores”. “El CEN tiene varias entradas, pero lamentablemente ninguna está rotulada, por lo cual es importante ir asistido por alguien que ya conoce la ruta. Nosotros nos estacionamos en el balneario de Luquillo y salimos hacia Fajardo por calle durante dos millas para luego tomar la salida de Pitahaya y virar a la izquierda, donde hay una entrada al CEN. Ésta es la entrada más cerca al área del surf”, añadió. Los atractivos son muchos. Según explicó Vargas, las rutas “ofrecen un área recreativa donde el ciclista puede disfrutar junto a su familia y nos da un área para ejercitarnos fuera del bullicio del área metropolitana”. No obstante, la regulación sería necesaria, pues hay que batallar con factores como el paso de vehículos como four tracks y triciclos que atentan contra el ciclista, al igual que contra el ecosistema y la seguridad del tinglar que allí anida. Vargas indicó además que habría que aumentar la participación del Departamento de Recursos Naturales y trabajar en contra de la remoción y alteración de terrenos que desvía los riachuelos del área, afectando así las rutas de los ciclistas. Además, el factor basura se ve en todos lados, pues “hay áreas que parecen vertederos”, y el tráfico de autos también constituye un problema real. De consolidarse la conservación y preservación del CEN con el turismo ecológico y de aventura, el deporte del ciclismo de monte podría beneficiarse mucho y, a la vez, pagarle a la comunidad con ingresos económicos y de desarrollo comunitario. En otras palabras, el CEN no sólo es un lugar ecológico único, sino que es un diamante sin pulir en el ámbito de la industria de turismo ecológico, sostenible, deportivo y de aventuras, más cuando existe el personal, la experiencia y el deseo de realizarlo en armonía con la naturaleza. Por ahora, le recomendamos que visite el CEN junto a su familia, se lleve su tablita de surfear, sus binoculares para ver aves, su careta para bucear y su bicicletita. Eso sí, cuidado con el tinglar y con dañar algo, que la Madre Naturaleza observa. Es cuestión de convivir, pues si no la protegemos a ella, ¿quién nos protegerá a nosotros? Para ver la edición impresa de Diálogo de febrero haga clic aquí.