Marshall Mcluhan propuso que las tecnologías de la comunicación son extensiones humanas capaces de ampliar nuestros sentidos y cambiar prácticas cotidianas e ideológicas. Rossana Reguillo, antropóloga y profesora mexicana, ofreció una doble dosis de este postulado teórico durante el primer Congreso Nacional de Comunicación de Puerto Rico.
La primera dosis fue la forma en que la también investigadora se presentó durante la actividad, celebrada el lunes en el Centro de Estudiantes del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico. A través de Skype, Reguillo demostró cómo los medios han articulado una nueva realidad al ofrecer una charla magistral titulada: Tecnoconfiguraciones de la sociedad-red: imaginación política y nuevas formas de presencia.
En una segunda dosis, la experta en comunicación explicó que la web 2.0 se ha convertido en un nuevo espacio de socialización en el que también se gestan iniciativas de protesta y de cuestionamiento al estatus quo. Pero, aclaró que “la revolución no viene solo de las redes sociales” y argumentó que se necesita el binomio convocatoria digital y activismo ciudadano “en la calle” para cambiar nuestros entornos políticos y combatir al Estado.
La conexión, apuntó la doctora Reguillo, es la forma en la que se concibe la sociedad de hoy. Esta interconectividad que nos regala la tecnología agiliza la organización y hace que “sacar gente a la calle sea más fácil”.
“Usando grupos en Facebook, ‘hashtags’ en Twitter, a través de esta serie de herramientas que hoy se utilizan es posible una mejor organización [para la protesta]”, añadió la antropóloga.
Además, Reguillo manifestó que las tecnologías de la comunicación están en casi todas partes, así que nos ayudan a que los esfuerzos de denuncia y protesta no sean escondidos por los medios tradicionales, pagados por fondos privados y que pueden responder a intereses de ciertos grupos de poder.
“En 1990 podía haber una manifestación gigantesca en la Ciudad de México y si los medios no la cubrían, al otro día nadie se enteraba. Ahora, una pequeña concentración de a penas 50 personas puede ser viral y hacer mucho ruido. Eso altera las relaciones de poder y por eso el poder es tan sensible [a las tecnologías]”, comentó.
Asimismo, señaló que las personas están articulando nuevas estrategias políticas para demostrar su descontento. Un ejemplo de ello, es el uso de memes, lo que considera un rescate de la “cultura pop” como referente político.
Declaró que la Web 2.0 también ha cambiado las formas de producir conocimiento. Reguillo hizo una referencia especial a la plataforma Wikipedia que, aunque “es odiada” por los académicos, se ha convertido en un acervo de información para los usuarios de Internet. Este portal permite la colaboración al momento de publicar información en la Internet, pues las entradas de Wikipedia son elaboradas por más de una persona, que pueden habitar en distintos espacios geográficos.
Reguillo aclaró que si bien esta plataforma genera dudas entre los miembros del profesorado, se ha demostrado que la certeza de la información que ofrece es comparable con la Enciclopedia Británica.
A pesar de estas tendencias, la experta alertó que todavía existen grandes retos, sobre todo, en aquellos lugares donde el acceso a Internet es bajo. De hecho, de acuerdo con lo presentado por la investigadora, en Latinoamérica y el Caribe un 39% de personas no tiene acceso a la web. Para Reguillo, esa brecha es un enorme desafió que enfrenta la sociedad interconectada, pues hay sectores poblacionales que no tienen acceso a las tecnologías de la comunicación y podrían estar en desventaja frente a otros grupos sociales y las nuevas formas de hacer política.