Por sus ejecutorias en el tenis de mesa, tanto a nivel nacional como internacional, Adriana Díaz lleva largo rato en el ojo público.
A veces, incluso, es fácil olvidar que todavía cuenta con apenas 15 años de edad. Y es que a pesar de estar en plena adolescencia, Díaz ya ha cosechado logros que serían la envidia de muchos atletas con largas trayectorias deportivas.
A partir de hoy la utuadeña comienza el camino para sumar el que seguramente será el logro más significativo de su corta pero destacada carrera. En el preolímpico latinoamericano, que se estará celebrando hasta este domingo en Chile, Díaz estará buscando agenciarse uno de los seis boletos que el torneo otorga en la rama femenina para los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro en Brasil.
De conseguirlo, sería otro escalón más en una vida que hasta el momento ha girado alrededor del deporte. Un estilo de vida que, por la dedicación que exige, hubiera agobiado a muchos, haciéndolos repensar si verdaderamente están dispuestos a asumir el sacrificio que requiere convertirse en una de las mejores del mundo en su disciplina.
Para Díaz, sin embargo, el tenis de mesa es su motor, por lo que la posibilidad de dejarlo en un segundo plano es, por el momento, algo impensable para ella.
“Esto es lo que yo he estado haciendo desde pequeña. Quizás algunas veces cuando uno se siente que no está entrenando bien, puede que se desmotive un poco y uno piensa, ‘¿qué me está pasando, por qué no estoy metiendo la bolita?’ Pero eso siempre se resuelve y nunca he pensado en quitarme ni nada”, sostuvo Díaz.
El amor por el tenis de mesa no surgió de la nada. Por el contrario, Díaz es la continuación de una tradición familiar que comenzó con sus padres y también incluye a su hermana mayor Melanie, y su primo Brian Afanador, quienes igualmente se encuentran en Santiago de Chile buscando su pase olímpico. De hecho, su padre, Bladimir, ha sido por los pasados años el entrenador del Equipo Nacional femenino, por lo que ha podido seguir de cerca la labor deportiva de sus hijas.
“Mi papá fue el que desde joven empezó a jugar porque le gustaba mucho y después mi mamá fue a un club de tenis de mesa donde él estaba y ahí fue donde se conocieron. A mi mamá también le gustaba el deporte y pues…”, relató la medallista panamericana.
Como es de esperarse, las experiencias que Díaz ha vivido gracias al tenis de mesa en sus viajes alrededor del mundo para torneos y entrenamientos son numerosas y variadas. De hecho, la joven no duda en afirmar que muchos de los mejores momentos de su vida han acontecido en estos periodos en el extranjero.
“(Gracias al tenis de mesa) he podido viajar el mundo, conocer otras culturas, tengo muchos amigos alrededor del mundo y hasta he aprendido algunas palabras en bastantes idiomas”, resaltó Díaz, quien aceptó que no siempre es fácil adaptarse a nuevas culturas y entornos.
“Cuando voy a China la comida es bien difícil. También la primera vez que fui a Egipto todo era raro, bien distinto. No me sentía muy bien allí. La mayoría de las veces que uno viaja a otro países uno se siente bien pero también hay momentos en que se siente raro, como que uno no encaja”, describió.
Se adelantó a los pronósticos
Hace unos años, pocos pensaban que Díaz tenía posibilidades reales de clasificarse al evento deportivo más importante del planeta. Ahora, sin embargo, la posibilidad no solo está latente, sino que sería una decepción quedarse fuera de Río.
Como la jugadora mejor rankeada en Latinoamérica, Díaz parte como la favorita para clasificarse a los Juegos Olímpicos. No obstante, la tenismesista asegura que ese hecho no le causa presión adicional.
“Ser la primera en Latinoamérica no me añade presión, al contrario. Es algo que me da confianza porque estoy primera. Me gusta estar primera en Latinoamérica porque así tengo una buena llave”, explicó Díaz, que al presente ocupa el puesto 85 en el escalafón mundial.
A juzgar por lo que ya ha logrado, el cielo es el límite para Díaz. Y ciertamente no será ella misma quien se los imponga.
“Yo voy a seguir entrenando, voy a seguir trabajando fuerte. Es bien difícil llegar a ser campeona olímpica porque uno tiene que empezar a conocer a las jugadoras (rivales). Pero yo creo que de aquí a, digamos 15 años, yo podría ser campeona olímpica o estar entre las primeras diez del mundo”, se atrevió a pronosticar Díaz.
Más allá de sus logros individuales, quizás el mayor impacto que Díaz y esta generación de jóvenes jugadores ha provocado ha sido el impulso que le han dado al tenis de mesa a nivel de país.
“Me alegra mucho que un deporte no muy común en Puerto Rico tenga este auge, de que la gente está empezando a ver el deporte, empezando a conocerlo. Y por lo que he visto a la gente le ha estado gustando porque muchos han llegado a los clubes a practicarlo. Nosotros (como Equipo Nacional) los motivamos porque aunque no sea un deporte común ven que se pueden lograr grandes cosas. El tenis de mesa es un deporte muy divertido”, aseguró la atleta.