Roberto Alomar acababa de pegar un cuadrangular y corría las bases del estadio Hiram Bithorn ante la mirada confundida del lanzador dominicano Pedro Martínez, quien permanecía en la lomita cabizbajo. Era 1995 y la constelación de estrellas conocida como los Senadores de San Juan apabullaban a los Toros del Este durante la Serie del Caribe. Alomar se coronaba como Jugador Más Valioso del clásico tras batear para .560, con dos jonrones, 10 impulsadas y 14 hits. Cómo cambian los tiempos. Para ese entonces, la monoestrellada era defendida por gigantes del béisbol de Grandes Ligas como Alomar, Edgar Martínez, Iván Rodríguez y Juan ‘Igor’ González. No es secreto que los titulares del béisbol organizado son dominados actualmente por jugadores dominicanos y venezolanos, quedando atrás aquella época dorada en la que los boricuas abusaban en Las Mayores. ¿Qué está pasando? ¿Está Puerto Rico pasando por una época de poca producción como parecen evidenciar las estadísticas? Las respuestas son tan variadas como las preguntas. “Es una etapa por la que estamos atravesando, como algo cíclico”, expresó Jorge Posada, padre, escucha de los Rockies de Colorado, quien ha estado inmerso en la caza de talentos hace más de 20 años. “Pero el que sí sigue el deporte de béisbol se puede dar cuenta que en este momento hay 38 jugadores puertorriqueños, cuando no suelen pasar de 35”, agregó el padre del estelar receptor de los Yanquis de Nueva York del mismo nombre.
El experimentado cazatalentos dijo que a pesar de que ya no hay nombres como Alomar o ‘Igor’ González, existen jóvenes en desarrollo como los receptores Geovany Soto (Cachorros de Chicago) y Yadier Molina (Cardenales de San Luis) y el lanzador Saúl ‘Monaguillo’ Rivera (Nacionales de Washington) que siguen poniendo el nombre de Puerto Rico en alto. Al cuestionársele la equidad comparativa con países como la República Dominicana y Venezuela, Posada fue bastante directo: “Lo que pasa es que en Dominicana hay 12 millones de habitantes y en Venezuela hay como 50 millones. Nosotros somos cuatro millones y medio”. Posada, quien pertenece a la Asociación de Escuchas de Puerto Rico, formó parte de la sesión instructiva que el mes pasado efectuó dicha organización en el estadio Pepito Bonano de Cataño. Allí se reunieron alrededor de 50 jóvenes entre las edades de 17 y 18 años para mostrarles a los escuchas su material peloteril. Posada dijo que el futuro pinta muy bien, pues entiende que el año entrante podrían ser seleccionados alrededor de 35 jugadores de Puerto Rico. Pero, ¿a qué están pendientes los escuchas a la hora de referir a los prospectos a los ejecutivos de Grandes Ligas? “Debe tener velocidad al correr, buen brazo y buen cuerpo. Son tres cosas que no se pueden fabricar. Puedes fabricar un bate, y un fildeo, pero no un buen cuerpo ni alguien que corra ni un buen físico”, explicó Posada, quien en la década de los sesenta fuese miembro del equipo olímpico cubano de natación. El veterano hombre de béisbol señaló que actualmente Puerto Rico sufre un mal momento en todo lo que corresponde al deporte y que el béisbol no es el único caso. Para Posada, otras actividades de ocio han sustituido el interés de los boricuas, quedando el deporte en un segundo y tercer plano. “Mira lo que pasó en el baloncesto, que fue un desastre y no se pudo clasificar a las Olimpiadas. En natación se fue a Beijing y los nadadores empeoraron los tiempos con los que clasificaron. Quizás el deporte actual de mayor crecimiento es el fútbol, lo que ha alejado también el interés en el béisbol y en el baloncesto. Pero si te pones a ver ahora mismo los chicos están más interesados en el ‘Playstation’ y en las computadoras y no hay mucha actividad física”, manifestó el experimentado escucha.
“Las cosas son cíclicas. El ‘chavao’ Playstation se ha apoderado de los chamaquitos y no muchos quieren jugar ahora pelota”, coincidió el veterano técnico Mako Oliveras, uno de los más exitosos en el béisbol profesional puertorriqueño y actual dirigente de la filial AA de los Mets de Nueva York, conocida como los Binghamton Mets. Oliveras apuntó más a una problemática social entre la crianza de los jóvenes puertorriqueños. Oliveras opina que, contrario a tiempos pasados, a los padres “se les hace más fácil dejar a la computadora y al televisor cuidando a los niños que llevarlos al parque a tirar la pelota”. Al inquirir sobre la influencia de la inclusión de los puertorriqueños en el sorteo de novatos, contrario a lo que sucede con los dominicanos, japoneses y venezolanos que firman como agentes libres, Oliveras dijo no entender por qué algunos ven el sorteo como factor perjudicial. “La culpa no es del ‘draft’. Yo creo que todo empieza desde abajo y son los padres los que tienen que inculcar eso en sus hijos. Hay padres que aún lo hacen y los admiro, pero cada vez son menos”, dijo, aludiendo a otros factores socioeconómicos que han ocasionado una explosión beisbolera en República Dominicana y en Venezuela. “Vete a las barriadas pobres de Santo Domingo, búscate 50 chamaquitos y dime cuántos tienen computadoras o Nintendo. Ellos ven en el béisbol una posibilidad real de salir de la pobreza, de mejorar su calidad de vida y la de sus familias. Firman como agentes libres y firman muchos, pero muchos se quedan, porque no tienen la viabilidad que tienen los puertorriqueños como ciudadanos americanos. Con el sorteo de novatos es casi más seguro que lleguen arriba”, acotó Oliveras. Posada asintió. “Yo he estado en esto desde hace tiempo y te puedo decir que de 20 boricuas que firmaban antes como agentes libres, como 18 se quedaban. Antes firmabas y a los tres meses te podían botar. Ya no es así. Ahora con el sorteo se da más seguimiento a los muchachos. El ‘draft’ no tiene nada que ver con esto porque si tienes talento es difícil que no te firmen”, indicó Posada.
Uno de los que difiere con Posada es el presidente de la Federación de Béisbol de Puerto Rico, Israel Roldán. Roldán ve el sorteo de novatos como “un problema que no nos deja competir en igualdad de condiciones con países como República Dominicana”. Sin embargo, aludió a las academias de béisbol que Major League Baseball (MLB) ha establecido en Quisqueya como otra fuerte razón para el desarrollo masivo de peloteros dominicanos. “La República Dominicana ha tenido un empuje extraordinario debido a las academias. A ellos se les hace muy fácil establecer las academias allá, pues no tienen que pagar salario mínimo, ni necesitan permisos del Departamento de Estado como se requiere aquí. Los jugadores que van allá no tienen que pagar nada, contrario a como sucede aquí y en Estados Unidos que se cobra el costo de un colegio privado. Para colmo, cuando salen de la academia no tienen que bregar con el sorteo de novatos ya que están firmados como agentes libres. El sorteo ha sido malo y si combinas eso con lo de las academias, Dominicana nos lleva ventaja”, dijo, indicando también que hace falta un modelo estándar en Puerto Rico para el desarrollo de jugadores. Posada le salió al paso a esa postura, destacando que a los jugadores que no son ciudadanos americanos se les hace más difícil subir que a los que sí son pues “desde 1979, el Departamento de Estado de los Estados Unidos otorga apenas 18 visas por equipo para los extranjeros”. El documental “MLB presents: Béisbol, the Latin Game”, de 2006, dedica una sección a las academias quisqueyanas de béisbol. Según la pieza informativa, existen 29 academias de béisbol en República Dominicana. Los Dodgers de Los Angeles inauguraron la primera academia de este tipo, denominada Campo del Palmar, hace 22 años. “Las academias es el mayor aporte que ha tenido el béisbol dominicano”, señaló durante el documental el legendario lanzador dominicano Juan Marichal. En estas academias, aparte de béisbol, a los prospectos se les ofrece clases de inglés. Curiosamente, el documental explica, además, que al finalizar la campaña de 2006, el total de dominicanos en las Grandes Ligas ascendía a 85, número que casi triplica la cantidad de boricuas (38) actualmente.
Pero a pesar de que es cuesta arriba establecer una academia de béisbol en Puerto Rico, hay algunos que se han aventurado con dicha empresa. Edwin Correa, un ex lanzador de los Vigilantes de Texas, administra actualmente la Puerto Rico Baseball Academy & High School, un colegio para los prospectos del béisbol nacional que cuenta con el aval de la MLB. “Es una escuela intermedia y superior normal, como cualquier otra, pero con cuatro horas de educación física al día donde se aborda todo lo que tiene que ver con béisbol”, señaló Correa, explicando que en estas cuatro horas diarias de educación física se practica de todo, desde ejercicios acuáticos hasta pista y campo. A pesar de que cuenta con el aval de la MLB, para Correa no ha sido fácil mantener su escuela. Aún espera por tener sus propias instalaciones, pues durante los siete años que lleva operando ha utilizado las de los municipios de Gurabo y de Caguas. Señaló la necesidad que Puerto Rico tiene de tener un centro de desarrollo para los peloteros y un complejo de béisbol “como Dios manda”, algo que en República Dominicana abunda. “Hemos hablado con [el Departamento de] Recreación y Deportes, pero no ha pasado nada. Creo que el Gobierno debe atender aún más el área del deporte en Puerto Rico, porque no se le hace el caso que merece”, articuló. Sobre la polémica con respecto al sorteo de novatos, Correa aceptó que la inclusión de los boricuas a principios de la década de los años los noventa en el ‘draft’ sacudió un poco el estado del béisbol nacional y que recién se completa la adaptación a éste. Dijo verlo como beneficioso si se combina con la educación, pues le da al pelotero boricua más oportunidades para salir adelante. “No estábamos preparados [para el sorteo] y nos afectó. Aquella época de ‘Igor’, de Alomar, de Iván fue una muy particular en cuanto a talento se refiere. Hoy día, el béisbol ha cambiado totalmente y nos obliga a prepararnos mejor. Tenemos el problema de que no contamos con instalaciones para desarrollar a los jóvenes puertorriqueños a cabalidad, lo que completaría los beneficios que le podemos sacar al sorteo. En Santo Domingo, hay complejos millonarios donde quiera, para que esos jóvenes se desarrollen, pero sólo un 1.9 por ciento llega al béisbol organizado porque no tienen la ventaja que da el sorteo, donde se sigue la trayectoria del jugador de una manera más estructurada”, arguyó. En cuanto a la formación de los jugadores, Correa indicó que “la labor de preparar a los muchachos para el sorteo y la vida en el béisbol es muy importante. La clave es prepararlos para que, si no llegan a Grandes Ligas, puedan tener algo con que batallarse en el mundo, que se pone más duro cada día”.
Así las cosas, puede ser que quizás el sorteo de novatos no sea tan perjudicial a la hora de formar peloteros boricuas. Sin embargo, no hay duda de que el béisbol profesional puertorriqueño aún está en estado comatoso, si bien existe un movimiento por resucitarlo tras el receso el pasado invierno por primera vez en 70 años de juego ininterrumpido debido a una seria debacle económica y el desinterés parcial del fanático común. “Hay un contrato que se llama ‘Winter League Agreement’, que obliga y regula las relaciones entre la Liga de Béisbol Profesional y la MLB. Son ellos los que determinan qué jugadores, cuándo y cómo esos jugadores van a estar en Puerto Rico… es bastante abusivo”, expresó Roldán. Roldán trabaja de la mano junto al actual presidente de la Liga de Béisbol Profesional y ex juez presidente del Tribunal Supremo, José Andreu García, con la intención de traer béisbol profesional a los parques del País a partir de noviembre. Pero sabe que el reloj está en su contra y la actual situación económica no es la mejor para lograr que eso suceda. “Todo lo que yo pudiera hacer porque eso suceda lo haría con mucho gusto, pero el problema es bastante serio”, dijo Roldán, recordando que hasta ahora cuentan con cuatro equipos: Santurce, Mayagüez -que jugaría en Aguadilla-, Ponce y Carolina, que es administrado por el municipio. Aún esperan confirmación de Caguas y Arecibo. “Es un problema de costo. Los salarios de estos jugadores se han disparado a unas cantidades que no son factibles. Hay que añadirle a eso que la fanaticada no conoce a los equipos como antes, que todo el mundo sabía dónde jugaba cada pelotero. La cosa está difícil, pero estamos trabajando para ver si se da”, apostilló.