Desde los once años, la trompeta ha sido su único acompañante. En muchos momentos de su vida, los acordes de una melodía con estilos de Jazz lo han sostenido. El trompetista Héctor Rivera, mejor conocido como “Coriano”, es la atracción musical del restaurante Mona Lisa: pizza.arte.cerveza de la Avenida Universidad en Río Piedras.
Casi todas las noches, los clientes de la pizería riopedrense escuchan un repertorio amplio orquestado por este enigmático personaje, quien también es un pianista. Es casi inevitable notar la presencia de este individuo que toca con frenesí las teclas blancas y negras en una pequeña tarima puesta al frente del mural moderno y emblemático del local. La imagen de la famosa obra de Leonardo Da Vinci parece apoyar los conciertos de música clásica de Coriano.
El hombre de tez trigueña, de mirada seria e intimidante, se acerca con una gran sonrisa todas las tardes a los clientes para solicitar propina luego de su presentación. En esos momentos, Coriano olvida su pasado, olvida que su eterno enemigo ha sido la calle y los cantazos de la vida. La música lo resguarda del fenómeno que le ha perseguido desde hace varios años: deambular.
Coriano es uno de esos indigentes sin techo que intenta sobrevivir ante la situación económica y el alto desempleo que sufre el País. La Coalición de Coaliciones Pro Indigentes de Puerto Rico, una organización sin fines de lucro que tiene como objetivo suplir las necesidades básicas a ese sector poblacional, llevó a cabo un censo sobre la deambulancia en Puerto Rico en el 2013 en el que encontró que entre 1,654 ciudadanos que deambulaban o vivían sin techo, 112 eran profesionales.
El músico de Mona Lisa forma parte de ese grupo de ciudadanos sin hogar que continúa en aumento cada año aquí en la Isla. Aunque no quiso ofrecer mucha información sobre su vida, Coriano indicó que nació en Juana Díaz, pero su corazón es riopiedrense. Dijo que creció en la misma esquina donde siempre ha tocado la trompeta. Deambula por la ciudad universitaria hace mucho tiempo. Allí en las calles, siempre ha llamado la atención por su impresionante talento musical.
Este extraordinario trompetista aprendió a tocar diferentes instrumentos musciales solo. Escuchaba y miraba, pero nunca tuvo un guía. Coriano tiene un talento innato que lo llevaba por dentro desde que nació y finalmente, todas esas tardes en la esquina de la Avenida Universidad, rindieron fruto, hicieron historia y formaron un músico autodidacta.
La Avenida Universidad ha sido su escenario por varios años, pero allí los aplausos no retumbaban como lo hacen todas las tardes en Mona Lisa. Ahora tiene su propia fanaticada, puesto que lo procuran cuando ven que el caballero de los instrumentos no ha preparado su lugar, según contó Juan Miguel, uno de los meseros.
“Hay siempre una que otra mesa [de comensales] que pregunta por él”, comentó. Los clientes del restaurante se identifican con aquel individuo que antes solo deambulaba por la centeneraria ciudad y que ahora es una figura desde que el local abrió.
Y es que Coriano se ha convertido en “parte del equipo” del restaurante desde sus comienzos en agosto del 2013, como certificó su dueña, Lisa Blanco.
Blanco, conoce al músico desde su niñez, pues al criarse en Río Piedras siempre presenciaba los pequeños conciertos callejeros de Coriano. Fue así que surgió el deseo en la empresaria de cederle un espacio al trompetista en su restaurante.
“Él siempre estaba en la calle estacionando carros, pero también es músico y mientras nosotros estuvimos arreglando la propiedad, tocaba allí en la esquina y yo le prometí que cuando abriéramos, él iba a ser el músico de Mona Lisa”, explicó Blanco.
Desde entonces, Coriano considera esa pequeña tarima, localizada al lado derecho de la pizería, como un espacio sagrado que se reserva exclusivamente para la interpretación musical de viejos compositores.
Al preguntarle si deseaba quedarse allí mismo en la tarima para conversar sobre su pasión por sus conciertos en las tardes en Río Piedras, recalcó fuertemente que “ese lugar es solo para presentar; solo para la música”.
Cuando se sube a ese escenario le rinde especial tributo a cada instrumento así como a los grandes maestros de música clásica, como Ludwig van Bethoven.
La dueña del local resaltó que el músico riopedrense, vive agradecido desde el primer día que abrieron el negocio, por escuchar aplausos nuevamente. Según Blanco, una de las frases del intérprete se grabó en su memoria cuando expresó palabras de agradecimiento.
“Es bien importante para mí que alguien me aplauda otra vez”, citó Blanco a Coriano con satisfacción.
La comerciante, dijo que cuando escuchó esas palabras sintió que su decisión fue la correcta. La música estaba salvando a este hombre y Mona Lisa se convirtió en su escenario y segundo hogar.
Coriano afirmó que la música fue y es su enfoque. Indicó que un día regular para él es andar en su bicicleta de lado a lado, cargando sus instrumentos para otros lugares en donde toca.
“Estoy haciendo lo que me gusta”
Aunque interpreta varios istrumentos, Coriano confesó que su favorito es la trompeta. La valora tanto que se personifica en ella.
“La trompeta soy yo”, dice orgullosamente, con un brillo natural en los ojos y una amplia sonrisa. Con este argumento se puede explicar por qué este hombre se pasea fácil y apasionadamente entre las mesas cuando toca piezas brasileñas y de jazz frente a los que saborean un vino o una pizza artesanal al aire libre.
Coriano asiste todos los días al restaurante, mas no como un empleado común, puesto que no tiene una plaza de trabajo. Se le cedió el espacio para presentar su música cuando él lo desee y la propina es el único ingreso de sus tardes en el local. Sin embargo, él es agradecido por tocar en el lugar en el que está.
“Hay que ser agradecido”, insistió. “Estoy a una calle de donde me crié y estoy haciendo lo que me gusta”, añadió.
Coriano decidió enfocarse en el ahora y no comentar nada más sobre su vida. Por lo pronto, solo desea continuar haciendo música. De seguro, no dejará de sorprender a los visitantes de Mona Lisa. Tampoco a los peatones de la calle, quienes siempre evidencian el ajoro profesional y estudiantil de Río Piedras. Los aplausos para Coriano, definitivamente, continuarán.
La autora es estudiante de periodismo en la Escuela de Comunicación de la Universidad de Puerto Rico. Este texto se produjo para el curso Redacción Periodística II (INFP 4002), que dictó la profesora Odalys Rivera el pasado semestre.