No es casualidad. La Fundación de Culebra nació hace veinte años para, entre otras cosas, rescatar el faro de esta isla municipio. Quien pertenece –desde hace dieciséis– y la maneja hace siete tiene el nombre de aquello que irradian estos gigantes en el mar: Luz Rivera Cantwell. Desde que llegó a la isla, incluso antes de llevar las riendas de esta organización, los cambios no fueron sencillos. Luz admite que en un principio el traslado conllevó un lento proceso de adaptación a un ritmo que le era ajeno. “Era otra mente, otra forma. […] La forma en que las relaciones son distintas. Yo no te puedo decir si son mejores o peores. Son las que les han funcionado”, recuerda ahora. De aquellas primeras impresiones han pasado ya veintitrés años.
A Culebra llegó invitada por un proyecto preescolar. Sin embargo, fue un amor lo que la ató acá. Cuando conoció a Richard, su pareja de origen estadounidense, algo como una raíz la unió a este lugar. “Tú nunca sabes lo que quieres, pero después que tienes cierta edad, sabes lo que no quieres”. Más adelante, otra certeza similar le hizo entender que no quería continuar siendo una voz pasiva en Culebra y echó mano de su ahínco, destrezas organizativas y su afán por mejorar el lugar que hoy habita. Entonces, y sólo entonces, llegó el momento de dirigir la Fundación.
Con ella ha ganado pequeñas batallas que celebra con más de un destello en la mirada. Los logros no son pocos. Gracias al esfuerzo de Juan Romero , antiguo presidente de la Fundación y un comprometido grupo de residentes y amigos, el faro está en proceso de restauración. Se han hecho dos documentales: Memorias Faro de Culebrita y Memorias de Culebra. Este último rescata la historia oral reciente del municipio e incluye escasez, pobreza, maniobras militares de parte de la Marina de Guerra de los Estados Unidos y desalojos forzados. “La misión de la fundación es rescatar ese cuento perdido”, detalla Luz. El arte en los muros del evento Culebra es Ley, así como la publicación de varios libros históricos sobe la isla y la restauración del Museo Histórico “El Polvorín” son apenas una evidencia de los logros obtenidos.
Falta más, cómo no. Y para ello trabajan sin descanso. Se vislumbra el que se enseñe historia de Culebra a los niños en la isla, apoyo a grupos ambientales juveniles, digitalizar material histórico, un espacio en la biblioteca con la información que poseen, el regreso de Culebra es Ley, en fin, darle continuidad a aquella promesa de restaurar y revitalizar el faro, como una síntesis de todo lo demás.
“Los faros son unas luces que guían. Los faros son unas luces que no discriminan, porque no importa quién esté, el faro te tira esa mano para que puedas llegar”, dice Luz. Sus palabras, como una esperanza, iluminan.