Antes de entrar a la delicada –y aberrante- situación de la Argentina de cara a su clasificación a Sudáfrica 2010, hay que entender, dentro del inmenso crisol de contexto, que su Director Técnico, Diego Armando Maradona (El Diego, D10s, etc.…) siempre ha vivido en una realidad aparte. Hace mucho que Maradona extendió su jaula de oro hasta convertirla en todo el planeta tierra, pero el hecho de que mire al mundo y a las personas como si fuesen “panqueques” –término con él que se refiere a los periodistas que lo cuestionan- hace pensar que la cordura la pudo haber olvidado con la remera de Argentinos Junior’s. El punto más alto del porqué su visión del mundo como una cancha infinita en donde juega él solo -y una de las razones del extravío total de conciencia- fue quizá la creación en 2001 de la Iglesia Maradoniana. Pero ni siquiera los más de 20.000 fieles que dicen pertenecer a esta “religión” –de los que1.500 de ellos son escoceses- pueden desviar la mirada ante el terrible desempeño que ha tenido Argentina en las eliminatorias. “El Maradona técnico no mostró nada”, fue la abierta crítica de Alejandro Verón, uno de los fundadores del culto, al hablar el jueves por la noche con Radio 10, de Buenos Aires. Ante tal declaración, que estaría a contramano del “culto maradoniano”, Verón aclaró: “La iglesia no fue creada por el técnico o la persona; esto es un homenaje en vida para el jugador más grande de todos los tiempos”. Por si no fuese suficiente, los medios argentinos se han dedicado desde el miércoles por la noche –tras la derrota en Asunción- a tirar encuestas poco objetivas sobre si debe o no dimitir Maradona, como si quisieran incitar aún más a la gente, de por sí ya autoincitada. Pero ¿la salida del Diego es realmente la solución a la crisis? Ángel Cappa, dirigente de Huracán y ex colaborador de Jorge Valdano, ha dado la mejor respuesta que yo he encontrado hasta ahora: “Argentina hace mucho tiempo que está mal (…) desde que el negocio se apoderó de este deporte…” Muchos culpables. Ninguna solución a la vista. Aún así, todavía para esta eliminatoria -quién sabe para la siguiente- Argentina es mucha Argentina y se clasificará a Sudáfrica aunque tenga que pisar la alfombra-cemento del Ricardo Saprissa. Cinco buenos minutos de Messi ante Perú y un buen -y típico- empate con los primos al otro lado del Río de la Plata y Grondona da el pronto para los hoteles en Johannesburgo y Pretoria. En un país donde la pasión por el fútbol obligó al Gobierno a “salvar” a los clubes locales, a la usanza en que Obama salvó General Motors -si hubiera rednecks argentinos estaríamos hablando del primer fútbol “socialista”- imaginar al pueblo argentino mirando por el televisor una Copa del Mundo sin la albiceleste es una pesadilla de esas de escalofríos, sudores y monstruos en el ropero.