La solidaridad en Puerto Rico no se ha visto afectada por el huracán María, ni por sus fuertes ráfagas ni alta precipitación, sino que ha hecho camino como una estela violácea que ha abierto rutas insospechadas de ayuda ciudadana y concienciación.
La Caravana Violeta, un grupo de estudiantes y profesoras voluntarias de la Escuela de Trabajo Social Beatriz Lasalle (EGTSBL) del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico (UPR), ha llevando en los últimos dos meses un mensaje de solidaridad, esperanza y paz a comunidades impactadas por el ciclón.
El esfuerzo también llevará unidades móviles hasta diciembre a varios pueblos de la isla para ofrecer servicios de apoyo a mujeres sobrevivientes de distintos tipos de violencia, pues se ha reseñado que la violencia de género ha aumentado tras el paso del ciclón.
El equipo de la Caravana Violeta cuenta con clínicas de salud proveídas por el Colegio de Médicos Cirujanos de Puerto Rico, psicólogos de la Universidad Carlos Albizu y trabajadores sociales de la EGTSBL.
“Habemos personas que nos preocupamos por los demás. Estamos haciendo todo lo posible por llegar a las comunidades. El mensaje más importante es que ellos sientan que no están olvidados”, expresó la alumna Loraine Rodríguez Vera.
La estudiante graduada reflexionó sobre la función de los trabajadores sociales cuando escuchó distintas historias en las comunidades. “Esta experiencia es necesaria para todos los estudiantes de la escuela, ya que después de María a los trabajadores sociales los necesitan allá fuera”, recalcó.
Según Rodríguez Vera, a ellos lo que los llena es ver la gente feliz, mientras comparten su cariño, empatía y comprensión. Además, resaltó que han sido bien cooperadores y han tenido mucha iniciativa, pues siempre están dando más de lo que se les pide.
Con ella concordó la profesora Elithet Silva Martínez, quien mencionó que los estudiantes han dado la milla extra. Para la catedrática, estos sintieron un llamado natural para apoyar a las comunidades impactadas.
“La solidaridad de los estudiantes de este recinto me reafirma que la UPR tiene que verse como uno de los principales proyectos de país, porque de aquí surge formación pero también surge acción de transformación y construcción de país”, mencionó Silva Martínez.
La acción de los estudiantes conmovió a la profesora, pero no la sorprendió porque estos siempre han mostrado su empatía. Silva Martínez reconoció su orgullo y una honra por poder vivir con ellos esta experiencia, pues sus estudiantes terminan siendo maestros y maestras de vida.
El rol de los estudiantes ha sido uno importantísimo tanto en la organización y planificación de la Caravana Violeta, dijo, así como en la distribución de suministros y en el proceso de acompañamiento. Además, han sido diligentes en conectarse con la diáspora para que puedan apoyar la distribución de suministros.
Para recibir donativos tanto nacionales como internacionales se creó el Hurricane Maria Relief Fund, que servirá de apoyo a las organizaciones para que puedan continuar sus esfuerzos de concienciar sobre la violencia de género en situaciones como estas.
Salir del salón de clases
Parte del compromiso de la EGTSBL es que los estudiantes vayan más allá de la teoría y que se involucren en el trabajo que se hace en la comunidad, indicó la profesora Hilda Rivera Rodríguez. En ese sentido, la Caravana Violeta ha representado una oportunidad para lograrlo.
“Más allá de dar una información, se está trabajando con talleres de manera proactiva”, expresó Rivera Rodríguez. Esta agregó que detrás de cada ayuda se está brindando la fortaleza y la solidaridad que estas comunidades necesitan para poder revitalizarse.
Mientras, Silva Martínez afirmó que la misión de la UPR se vio reflejada en la labor voluntaria realizada por los estudiantes. “Pienso que con su trabajo enaltecieron el espíritu de la UPR, porque si algo tiene que hacer la universidad en estas circunstancias es abrirse al país, estar presente porque somos el país. Estas historias son dignas de contar”, destacó.