Reinaldo “Pochy” Oliver, una de las figuras más importantes en la historia del deporte universitario y primer medallista puertorriqueño en Juegos Panamericanos, falleció en la madrugada de hoy, lunes 19 de enero de 2015, a los 81 años de edad.
Oliver, icónica figura del deporte en la Universidad de Puerto Rico (UPR), sufría de varios padecimientos de salud que finalmente le causaron la muerte.
El veterano comunicador Manuel Charbonier, compadre y discípulo de Oliver y amigo de la familia de este grande del deporte, le informó a Diálogo que ya se han hecho arreglos para rendirle tributo en la Casa Olímpica en San Juan y que además pudiese haber alguna ceremonia en el Recinto de Río Piedras de la UPR y en el estadio Paquito Montaner de Ponce, su ciudad natal.
“La presidenta del Comité Olímpico de Puerto Rico, Sara Rosario, nos dijo que la Casa Olímpica estaba a la orden para cuando la necesitáramos. También, Pochy había indicado que quería que regaran sus cenizas en la pista de atletismo de la “Iupi” y en la del Paquito Montaner de Ponce. Estamos trabajando en eso”, expresó Charbonier, duante la mañana de hoy, lunes.
Durante la tarde, se informó que este miércoles estará expuesto desde las 9:30 AM en la cancha bajo techo del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico y que a la 1:00 PM se le rendirá tributo en la Casa Olímpica (COPUR). A las 4:00 PM, se le realizarán sus correspondientes exequias fúnebres en la Funeraria Buxeda en Hato Rey. Se prevee que el próximo sábado también habrá una actividad oficial en su pueblo natal de Ponce.
El rector del Recinto de Río Piedras de la UPR, Carlos Severino,dijo que será un honor rendirle homenaje a Oliver en la institución a la que le sirvió durante tanto tiempo y donde Oliver cimentó su legado como mentor y entrenador.
“La Universidad está muy sentida por la pérdida de ‘Pochy’ Oliver, que nos deja un gran legado, en especial un compromiso moral dentro de esta institución en cuanto al deporte se refiere”, destacó Severino en conversación telefónica con este rotativo, indicando que se enteró “temprano en la mañana de hoy” de tan lamentable suceso.
“Fue tanto lo que le enseñó a los jóvenes. Sus compañeros de trabajo le guardan gran admiración por su entrega. Fue un gran universitario”, agregó.
Posible homenaje póstumo en la UPR
Como indicamos, la comunidad universitaria le dirá adiós a Oliver durante la mañana del miércoles. El rector dijo sentirse honrado de tener esta gloria deportiva en el recinto riopedrense, tal y como sucedió años atrás cuando falleció el legendario dirigente de baloncesto y pilar deportivo del deporte universitario, don Félix Joglar Rosa.
“Es lo menos que podemos hacer ante una figura que tanto le dio a la UPR. La UPR está en deuda con Pochy Oliver”, sostuvo Severino, quien se comunicó con la familia durante el día de hoy.
En una plática con Diálogo, el editor, periodista e historiador deportivo nacional, Carlos Uriarte, recordó la gran trayectoria de Oliver, pero, más que nada, la calidad de ser humano que en vida fuese este gran atleta.
“Era un tipo tan sencillo y tan humilde, que desde la década de 1960 hasta el otro día estuvo dedicado en cuerpo y alma al deporte. Además de la UPR, se dedicó a organizar competencias como director técnico en todos los niveles, desde los chiquitines hasta los atletas élites. Trabajó en el atletismo internacional con Amadeo Francis (exvicepresidente de la Federación Internacional de Atletismo), en las Justas de la LAI, en eventos de categorías menores de la Federación de Atletismo de Puerto Rico… En fin, ¡qué no hizo Pochy por el deporte puertorriqueño y latinoamericano!”, exclamó Uriarte.
Impresionante trayectoria deportiva
Su historia es impresionante. Oliver nació en Ponce en 1935 y se destacó internacionalmente en los deportes de atletismo y béisbol. Luego de su retiro como competidor le dedicó toda una vida al deporte como maestro, entrenador, mentor de juventudes en su querida alma mater, la UPR de Río Piedras y como organizador y director técnico de cientos de competencias de atletismo. Por más de cuatro décadas, fue el director técnico de las Justas Intercolegiales, de las competencias organizadas por la Federación de Atletismo en todos los niveles y juez internacional en eventos regionales y continentales.
Su carrera deportiva la comenzó en la escuela Ponce High de manos de su mentor, el profesor Manuel González Pató. Aún siendo estudiante de escuela superior, debutó internacionalmente en los Juegos Centroamericanos y del Caribe en 1950 en Guatemala, finalizando en cuarto lugar en la jabalina y octavo en el pentalón. Cuatro años después, en los Juegos CAC de 1954 en la Ciudad de México ganó la medalla de oro en la jabalina con un tiro de 67.71 metros, que fue récord para los Juegos por más de una década.
En 1955 en Ciudad de México, se convirtió en el primer medallista de Puerto Rico en los Juegos Panamericanos, al ganar bronce en la jabalina con una marca de 65.56 metros, siendo superado por Frank Held de USA con 69.77 y la plata fue para Ricardo Heber de Argentina con 66.15.
Estuvo en dos Juegos Olímpicos, en 1952 en Helsinki compitiendo en la jabalina y en el decatlón, también viajó a las olimpiadas de 1956 en Melbourne en el evento de la jabalina. Como atleta universitario fue todo un coloso, defendiendo los colores de los Gallitos de la UPR, destacándose en los eventos de lanzamientos, salto con pértiga, largo y triple, siendo su atleta más valioso y mejor anotador en 1955. En 1972 fue el entrenador del último campeonato ganado por los Gallitos de la UPR en las Justas.
En el béisbol jugó Doble A con Coamo, Yauco y con los Cachorros de Ponce donde ganó el campeonato nacional en la temporada de 1957. En esa campaña fue el Jugador Más Valioso, al ganar la triple corona ofensiva, al acabar primero en bateo con .462, líder en carreras anotadas con 31, líder en carreras empujadas con 27 y colíder en cuadrangulares con 3. En esa temporada jugó como receptor, en los bosques y como lanzador.
Firmó con San Luis como jugador profesional en el 1958 y estuvo activo en cinco temporadas en las ligas menores, jugando Triple A en el 1961 con los San Juan Marlins, finalizando con promedio colectivo de .292 en 441 juegos. En Puerto Rico, fue parte de los equipos de San Juan, Ponce, entre otros. Por muchos años fue coach de los Cangrejeros de Santurce.
Su compromiso con el deporte era total: fue árbitro en el Baloncesto Superior Nacional durante la década del ’60, y escucha de béisbol con los Cardenales del San Luis, siendo el responsable de la firma del estelar Guillermo Montañez. Es miembro del Salón de la Fama del Deporte de Puerto Rico, del Salón de la Fama de la ciudad de Ponce y de Río Piedras y reconocido como una de las grandes figuras deportivas de la UPR de Río Piedras.
“Además, de todos sus atributos como competidor y organizador deportivo, fue un hombre amable, sencillo, con carisma y querido por todos los que tuvieron contacto con él en la vida terrenal”, puntualizó Uriarte, quien maneja la Editorial Caín, especializada en la historia deportiva de Puerto Rico y Latinoamérica.
(Nota editorial: Carlos Uriarte colaboró en esta historia. Para más sobre Editorial Caín, pulse aquí. Pendiente a Diálogo para más información con respecto a las exequias fúnebres de Oliver. En Diálogo enviamos condolencias a la familia y amigos de Oliver y nos unimos al luto de toda la comunidad universitaria. Que descanse en paz.)