De ¨buscones¨ y academias en Quisqueya
Segunda de cinco partes de una serie sobre trata humana en el deporte.
Pero este cuento es uno bastante esquemático y comprende varios sistemas, según describió el veterano periodista de ESPN Deportes, Enrique Rojas. Rojas, un ex reportero de Prensa Asociada que se especializa en el béisbol latino y quien tiene a su haber casi tres décadas de experiencia, señaló que, contrario a tiempos de antaño cuando los escuchas llegaban a los sitios más pobres para descubrir jugadores, ahora el sistema de trata peloteril aparenta haberse profesionalizado.
“La trata sucede ahora mediante los programas de academias especializadas en béisbol que se encargan de enseñarle todo lo relacionado con la pelota y el negocio a estos muchachos, cosa de convertirlos en diamantes más caros cuando los quieran firmar. No es que se roben a los chamacos, pero llegan y le prometen a la familia todo un mundo de riquezas para salir de pobre cuando los muchachos todavía están en una edad en la que deben estar jugando como niños y no entrando a un mundo de adultos. Y todo lo que se hace se hace de manera legal”, explicó Rojas en entrevista con DIáLOGO.
Rojas recapituló los procesos legales por los cuales se rige la Major League Baseball (MLB) a la hora de firmar prospectos. Mientras que el Sorteo de Novatos que se celebra en Estados Unidos y Puerto Rico exige que los jugadores tengan 18 años de edad, a nivel internacional un pelotero debe tener al menos 17 años a la hora de firmar con algún equipo en el béisbol organizado y llegar a lo que se conoce como las ligas instructivas de invierno.
“Resulta que a los latinos y extranjeros (excepto en China y Japón) los puedes firmar a los 16 años antes del 2 de junio, que es la fecha límite, siempre y cuando cumplan 17 años cuando vayan a jugar en invierno en las ligas instructivas”, explicó Rojas. “En ese caso no hay limitación de 18 años como sucede en Estados Unidos”.
Esto ha propiciado un nuevo tipo de negocio en República Dominicana y el desarrollo de un sistema jerárquico en esta cuestión de cazar talento. “Hay un sector que se dio cuenta que en el béisbol profesional hay tanto dinero que hay distintas maneras de reclamar un pedazo de ese pastel. Ahí entran las academias y unos personajes que son conocidos como los ‘buscones’. Los ‘buscones’ son los que se encargan de buscar el talento en las zonas más pobres de República Dominicana para traerlos a las academias. Ahora los escuchas y los equipos se encargan de buscar el talento en las academias, pues ven un producto más depurado”, puntualizó Rojas.
Si bien es cierto que la vida de muchos jóvenes pobres son reenfocadas con el béisbol como norte durante pleno desarrollo juvenil, también es cierto que las academias de béisbol preparan a los muchachos para recibir un bono mayor cuando firman. “Antes los escuchas y los ejecutivos de los equipos viajaban a República Dominicana y la inversión que hacían en los jugadores era una muy baja [A Sammy Sosa y a Raúl Mondesí, por ejemplo, les dieron solamente $2 mil de bono cuando firmaron para jugar en el béisbol organizado], pues lo que encontraban eran muchachos flacos, con talento pero sin mucho desarrollo físico. Tampoco sabían nada del negocio ni tenían gente a su lado que los ayudara”, dijo Rojas.
“Ahora, los equipos se encuentran a los jugadores en otra situación, muy preparados físicamente, algunos hasta hablan inglés, y con gente que sabe del negocio a su lado. Es otro tipo de trata humana. Las academias lo que hacen es depurar el producto para cuando lleguen los equipos de Grandes Ligas se vean obligados a pagar más. Si luego los agentes que los descubren y las academias le sacan el 40 por ciento del bono que le dan, pues eso es otra cosa”, puntualizó el veterano cronista deportivo quisqueyano.
Esto también se torna en una navaja de doble filo, tanto para el jugador como para la organización que lo firme. Veamos el caso, por ejemplo, de Michael Ynoa, un fenómeno monticular firmado en las postrimerías de su decimosexto año de vida, cuando en 2008 recibió $4.25 millones de bono, meramente por estampar su rúbrica en un contrato de Liga Mayor. “El stress y la presión lo hicieron lesionarse y no vino a lanzar hasta este año”, recordó nuestro experto.
Al pedirle que comparara la trata humana en el béisbol dominicano con la trata humana por prostitución en el vecino país, Rojas señaló sin tapujos: “Entiendo que hay una línea muy delgada entre la trata de niñas y lo que es los muchachos en el béisbol. Acá, en el béisbol, es difícil comprobar lo que es legal y no es legal antes de que firmen en Grandes Ligas. Lo que yo sí veo son personas con dinero comprando la conciencia de los pobres… ofreciéndoles sueños a familias pobres en República Dominicana… que vayan a los suburbios de Nevada o a Montana a proponerle dinero a las familias de allá para llevarse a sus niños, a ver qué les dicen”.
En un curioso paréntesis con respecto a este asunto, el legendario lanzador dominicano y ganador de tres premios Cy Young, Pedro Martínez, alertó durante el mes de octubre a las autoridades dominicanas, señalando que la MLB abusaba de las familias quisqueyanas a la hora de firmar a un prospecto, especialmente con preguntas morbosas, innecesarias y desagradables a las madres de los jugadores. Martínez, miembro del círculo exclusivo de lanzadores ganadores de 200 o más partidos y con tres mil o más ponches propinados en las Grandes Ligas, calificó de "indignantes y penosos" los interrogatorios que les hacen a las madres de los prospectos, aunque no especificó qué preguntas les realizaban.