El tráfico humano en el fútbol
Tercera de cinco partes de una serie sobre trata humana en el deporte
En abril de 2009, Karl-Heinz Rummenigge, principal ejecutivo del prestigioso club alemán Bayern Munich, criticó fuertemente al técnico de la exitosa franquicia inglesa Arsenal por firmar demasiados jugadores jóvenes. En declaraciones que le dieron la vuelta al mundo y originalmente fueron publicadas por el portal danés especializado en deportes, sport-bild.bild.de, Rummenigge fue más allá incluso, acusando al piloto de los Gunners de tráfico humano.
“Gente como Arsne Wenger firma muchos chiquillos de Francia y de todos lados todos los años. Tenemos que encargarnos de que este tráfico de niños se detenga”, dijo Rummenigge. “Esto ha subido de escala. La palabra secuestro ya no está tan lejos”, agregó, mientras hacía alusión al capitán del Arsenal, Cesc Fabregas, un barcelonés firmado por el Arsenal en 2003.
“Fabregas es el mejor ejemplo de esto. Firmó con el Barcelona a la edad de 15 años en una transferencia gratuita, sólo porque estaba a punto de firmar un contrato a la edad de 16”, resaltó Rummenigge. He ahí una de muchas pugnas por el alegado tráfico de jóvenes en el fútbol europeo, en esta ocasión entre países supuestamente de primer orden, como España y Alemania. Si esto es así, imagínese entonces cómo anda la cosa en los países del tan temido Tercer Mundo. Veamos.
En su tesis de 2007 denominada The Muscle Drain of African Football Players to Europe: Trade or Trafficking, el entonces estudiante de maestría de la Universidad Karl-Franzens de Graz, Austria, Jonas Scherrens, abundó sobre la manera en la que los clubes europeos saquean áfrica en búsqueda del mejor talento disponible.
“Una de las prácticas recurrentes que circundan la existente regla de la FIFA que prohíbe transferencias de jugadores bajo la edad de 18 años es la falsificación de edad en los pasaportes de los jugadores”, manifiesta el sudafricano Scherrens en la ponencia de la tesis de maestría que hace unos años realizó en la segunda universidad más antigua de Austria.
“El susodicho ‘traffic d’age’ es un problema altamente reconocido por la FIFA en el cual agentes especializados sin licencias no vacilan en aumentar por dos o tres años la edad de jugadores menores para lograr que las transferencias se den conforme a la legislación actual”, explicó Scherrens en su tesis mientras citaba al periodista alemán Johann Harscoet en el artículo Tú serás Pelé, Maradona, Zidane … o nada, publicado en junio de 2006 en la revista francesa Le Monde Diplomatique.
“Hoy por hoy este es un problema muy serio reconocido por FIFA en sus cartas circulares, las que urgen a las asociaciones y federaciones nacionales a tomar acción contra el creciente número de falsificaciones. La ausencia de registros de nacimiento en muchos países africanos y la rampante corrupción entre oficiales públicos contribuye también a que se den estas prácticas”, agregó Scherrens. El fraude en los pasaportes africanos es tan solo una opción para burlar la burocracia de la FIFA. En un proceso similar a la tradición del béisbol en Latinoamérica, los agentes ilegales también recurren a mover toda la familia del jugador a Europa o a encontrar algún familiar en el país del equipo que lo quiera fichar, justificando así la transferencia de los menores.
* Esta nota pertenece a un reportaje publicado en la edición impresa de Diálogo.