Ese gran sueño europeo de los hijos de Madre áfrica
Cuarta de cinco partes de una serie sobre trata humana en el deporte
Dijo con respecto a esto Mbacké Seck, portavoz de la Asociación Senegalés de Fútbol, al ser entrevistado por Scherrens: “los traficantes de esclavos que tratan con jugadores africanos de fútbol vienen de Europa y reclutan varios talentos jóvenes. Tienen cómplices a nivel local con los que desarrollan centros ilegales de entrenamiento”. Según la investigación de Schoerrens, la actual licencia de la FIFA provee para que varios agentes trabajen bajo un mismo permiso y en vez de regular lo que hace es contribuir con la creación de múltiples redes de agentes.
En otras palabras, la situación con los cazatalentos y escuchas europeos en áfrica está al garete, con muchas posibilidades ofrecidas a jugadores africanos que quieran ir a Europa pero sin ninguna garantía. En junio de este año, previo a la Copa Mundial de Sudáfrica 2010, el ex jugador de la selección camerunés, Jean-Claude Mbvoumin, le relató al portal noticioso alemán Spiegel sobre la práctica de algunos agentes de cobrarle a jovencitos africanos miles de euros prometiéndole villas y castillas en Europa, solo para llevarlos a centros ilegales de entrenamiento en países como Dubai, Qatar, Tailandia, Singapur e Indonesia. Según Mbvoumin, muchos de estos jugadores menores de edad alcanzan posteriormente Europa, pero algunos se quedan estancados y a la deriva en los países mencionados. Y de los que llegan, no todos tienen un futuro seguro pues sobran los casos de jóvenes que, tras no conseguir contrato con club alguno en Europa, se quedan deambulando por las calles de Alemania, España, Inglaterra, Suiza, Holanda, Francia, Italia, Portugal, Suecia o cualquiera que sea el país donde le prometieron que cumpliría su gran sueño futbolístico.
“Una vez, en la embajada de Camerún en Francia vi un equipo entero de chicos de 14 años de edad, todos niños, que habían sido abandonados por su agente. Eso me motivó a hacer algo”, explicó Mbvoumin, residente francés que en el año 2000 fundó la organización Foot Solidaire, la cual asiste a las víctimas de la trata de jugadores africanos.
Junto a otros jugadores africanos de alta trascendencia y con el respaldo de la FIFA, Mbvoumin lanzó una campaña previo al Mundial de Sudáfrica 2010 enfocada en detener el tráfico de niños en el fútbol, gestión que también encontró solidaridad por parte de la Unión Africana y el Comité Olímpico de Francia. “áfrica va a explotar con esta copa mundial… mucha más gente va a querer ir a Europa a jugar fútbol”, explicó Mbvouvin antes del Mundial, quien realizó una gira a través del continente negro, ofreciendo charlas al respecto en Senegal, Mali y Costa de Marfil. La batalla que libra Mbvoumin, sin embargo, es bastante cuesta arriba: uno de cada dos africanos debajo del Sahara vive con menos de un dólar al día y el flujo de jugadores jóvenes esperanzados en alcanzar Europa sigue en aumento. Los clubes de fútbol, por su parte, andan más inescrupulosos cada día cuando de extraer joyas africanas se trata. El ex futbolista señaló que, similar a lo que sucedía en el béisbol latinoamericano, “sólo se requiere de 3,000 a 4,000 euros para convencer a los padres que dejen ir a sus hijos” a los sub-campos de entrenamientos y luego a Europa, donde su suerte es incierta. Un agente legal de jugadores, el ganés Hadjia Haibba, reforzó todo lo dicho por Mbvoumin cuando indicó en la investigación de Schoerrens que “muchos jugadores que llegan a Europa y no son escogidos en entrenamientos son dejados a la deriva, sin dónde ir o cómo vivir”.
El documental Football’s Dirty Secrets, realizado de manera encubierta a mediados de década por la BBC de Londres, también expuso sin tapujos la trata de niños en el fútbol europeo. Según declaraciones exactas del gerente del club belga Charleroi, Mogi Bayat (quien no sabía que estaba siendo grabado), “puedo volar 150 africanos a Bélgica, examinarlos durante varios días, seleccionar los cinco mejores y enviar el resto de vuelta a casa”. En el documental también se arroja luz sobre la Copa Africana, certamen continental al cual muchos ejecutivos de clubes europeos se refieren como “la gran feria de ganado”.
A pesar del mar de data existente, la FIFA se hace la que no entiende. La Copa Mundial de 2022 fue otorgada a Qatar, país que ha sido acusado de esconder centros ilegales de entrenamiento para niños. Mali, donde la FIFA ha realizado varios torneos regionales, es otro país que ha sido señalado a la FIFA como albergador de centros ilegales de entrenamientos. En marzo de 2007 las autoridades de esa nación alertaron a la Organización Internacional de Emigración (IOM, por sus siglas en inglés) sobre un grupo de 34 adolecentes, de 16 a 18 años de edad, en una aldea en la sureña ciudad de Sikasso. Los jóvenes resultaron ser miembros de un club aficionado de la localidad de Abidjan, en Costa de Marfil, a los que les habían prometido contratos en el fútbol europeo a cambio de 450 euros cada uno, “para costear cargos y servicios”. Once de ellos lograron escapar y alertaron a las autoridades malienses, quienes arrestaron al administrador del campamento ilegal de entrenamientos y solicitaron a ayuda de la IOM para regresarlos a su país de origen.
* Esta nota pertenece a un reportaje publicado en la edición impresa de Diálogo.