Amor al amor
Siempre sufrí del mismo síndrome. Recuerdo cuando vi su rostro por primera vez: Me invadió el terror. Era tan fascinante que hubiera podido absorber mi naturaleza entera, mi alma, incluso todo mi arte. Con sus colores he pintado mil paisajes y saboreado exquisitas alegrías, aunque también amargas penas, porque nunca es sano amar así. Adoraba…