Las bestias domésticas
Lo primero es esperar, con ansias, un cupo dentro de los veinticuatro disponibles. Lo segundo también es esperar, esta vez un correo electrónico, con las instrucciones y la dirección del lugar. Parece un juego. Y en cierto modo lo es. Las nietas de Nonó, sin embargo, juegan en serio. Tanto, que su trabajo Manual del…
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