Sicarios y policías juegan a indios y vaqueros
Niños juegan con osamentas humanas, las salidas para liberar el estrés terminan en holocaustos, y los asesinatos llegan a 505. Así son las cosas. Gran peso del problema no recae ya en los gatilleros, sino en la indiferencia que muestra la Policía ante el tsunami de violencia que acecha el País.