Dos gardenias pa’ Buena Vista Social Club
–Se volvió loco, Barbarito. Hay que ingresarlo. Las luces incendian los rostros de diez mil personas: una legión que antes sorteó una llovizna lenta, suave, casi infinita. Al coliseo Roberto Clemente llegaron de a bonche, de a uno, de a dos, abrazados bajo un paraguas o trizando los charcos del camino. Todavía a Barbarito, Barbarito…