Crónicas de mi gente en la Navidad
Se esperaba que llegaran a las nueve de la noche. Ya pasaba más de una hora de lo acordado y seguían llegando los mensajes: “Vamos por ahí”, “Espérate que faltan dos”, “No se vayan”. En casa de Ángelo, ya se iba acumulando la gente, que traían chicharrones, neveras llenas de cervezas, pitorro de diversidad de…
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